1.No es una invitación personalizada
“Me gustaría añadirte a mi red profesional en Linkedin”. ¿Quién no ha recibido este mensaje estándar decenas de veces en esta red social? No hay nada más aburrido y soso. Si ya conoces a la otra persona porque es un amigo o compañero de trabajo es probable que la acepte. Pero si es alguien que no te conoce… ¿De verdad pretendes que te agreguen? Cámbialo, no hace falta que seas excesivamente rebuscado. Basta con llamar a la persona por su nombre y describir brevemente el porqué de tu invitación. Agradable y educado, nada más.
2. No tienes foto o la que tienes deja mucho que desear
Nadie va a aceptar tu invitación si no tienes una foto tuya. Ni siquiera quien te conozca porque puede que lo pase por alto sin darse cuenta. Es imprescindible tener una foto profesional en nuestro perfil. Y ese es precisamente el segundo requisito: que sea seria y profesional. Deja para otro tipo de redes sociales esa foto de verano en la que sales tan guapo o guapa.
3. La descripción o biografía de tu perfil es nefasta
Tienes que cuidar los detalles al máximo. La descripción que haces de ti mismo es fundamental no sólo para que acepten tu invitación, también para que tu perfil sea productivo a la hora de establecer relaciones de networking o encontrar trabajo. Aprovecha para venderte (pero venderte bien) para describirte sin topicazos tales como “responsable y trabajador” “apasionado de mi trabajo” o “amigo de mis amigos”. Lúcete un poco.