Repsol ha cerrado 2019 con unas pérdidas de 3.816 millones de euros, frente al beneficio de 2.341 millones del año precedente, tras realizar algunos ajustes con el objetivo de sentar las bases de la nueva orientación estratégica de la compañía, que se ha marcado como objetivo ser cero emisiones netas en el año 2050, según ha informado la petrolera.
En concreto, la compañía ha registrado en el último trimestre provisiones por un importe total de 4.849 millones principalmente en activos de upstream (exploración y producción) en Estados Unidos y Canadá, al asumir “un escenario de precios de petróleo y gas más bajos”. A esta cantidad hay que sumarle una dotación de 837 millones, por el arbitraje con la china Sinopec sobre Talisman.
El resultado neto ajustado –que no tiene en cuenta estas provisiones– ascendió a 2.042 millones de euros, un 13% inferior a los 2.352 millones registrados en 2018. En este sentido, la compañía ha destacado que esta cifra se ha obtenido “en un contexto en el que los precios del crudo y del gas disminuyeron de forma significativa y en el que se registraron menores márgenes internacionales en los negocios industriales”.
Dividendo extra
Pese a este contexto adverso, la compañía aumentó su flujo de caja operativo un 8%, hasta los 5.837 millones de euros, lo que ha motivado que, el pasado mes de julio, el Consejo de Administración acordase proponer a la próxima Junta General aumentar la retribución al accionista a través de una amortización de un 5% del capital social a 31 de diciembre de 2018, lo que se añadirá a las que eventualmente puedan realizarse con motivo de los diferentes scrip dividend. Se espera que antes de la Junta General de Accionistas, que se prevé celebrar en mayo, se lance un programa de recompra de acciones vinculado con la reducción del 5% del capital social.
La decisión se suma a la mejora acordada para el dividendo que, con un incremento anualizado del 8% respecto a 2017, alcanzará 1 euro bruto por acción en 2020 bajo la fórmula del scrip dividend y la reducción de capital correspondiente para evitar cualquier dilución.
‘Cero emisiones’
El pasado 2 de diciembre Repsol anunció que orienta su estrategia para ser una compañía con cero emisiones netas en el año 2050, lo que la convierte en la primera de su sector en fijar esta ambiciosa meta que pretende limitar el calentamiento del planeta en concordancia con los objetivos del Acuerdo de París, aspirando a que no supere 1,5 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales.
En la consecución de este objetivo, la compañía prevé una reducción progresiva de su indicador de intensidad de carbono sobre la base del año 2016: del 10% en 2025, del 20% en 2030 y del 40% en 2040, para avanzar hacia las cero emisiones netas de CO2 en el año 2050.