1. Deja fluir tu creatividad
El diseño debe de impactar. Para ello tienes que hacer gala de tu lado más original e intentar que quede reflejado en tus tarjetas. Es una forma de cautivar la atención de quien la recibe y mostrar tus capacidades. Huye de los modelos tradicionales y piensa en algo fuera de lo común. En la forma, en lo que incluyas o cómo lo aparezca puede estar la clave.
2. Elige un material fuerte
Hay muchos diseños que pierden su potencial porque se imprimen en papeles demasiados finos y endebles. Es importante que elijas para tus tarjetas un diseño especial, aunque esto suponga un desembolso económico mayor. A la larga notarás los resultados de esta inversión. Tienes que intentar que, ante todas las tarjetas, la tuya sea la mejor.
3. Incluye el logo de la empresa
En la tarjeta debe de tener visibilidad aquellos elementos que permitan a tus clientes o inversores recordar su marca. Reserva una parte e incluye tu logo. Conseguirás llamar la atención y quedará reflejado el propio estilo de tu negocio.
4. Ofrece la información necesaria
Muchas tarjetas de visita pecan de tener, en un espacio reducido, demasiados datos. Lo ideal es incluir el nombre de la empresa y las formas de contacto. La claridad y la armonía de colores de tu tarjeta se apreciarán mucho más que aquella en la que es difícil localizar lo que se busca. La sencillez también se premia.
5. Revisa los errores
Las prisas o los despistes pueden hacer que todo el trabajo para crear tu tarjeta se quede en nada. Una buena forma de evitar este momento es hacer que más gente, además de ti, la vea antes de imprimir todas las demás. Así podrás saber su opinión y hacer los últimos retoques si hay algo que no haya quedado como querías.