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Empresas

Las petroleras se visten de verde

Constatada la intención de los gobiernos de apostar por las fuentes renovables, las empresas productoras de petróleo han recogido el testigo incorporando a sus planes estratégicos proyectos para transformarse en compañías de energía diversificadas. Es verdad que los movimientos todavía son lentos. Las diez mayores petroleras (Repsol, BP, Total, Shell, Pemex, Statoil, CNPC, Saudi Aramco, Reliance y Eni) anunciaron a finales de 2016 la creación de un fondo conjunto de 1.000 millones de dólares (854 millones de euros) para reducir sus emisiones de carbono. Y, desde entonces, los movimientos corporativos se han sucedido sin prisa pero sin pausa dando como resultado que en la actualidad todos los agentes relevantes del sector incorporen las fuentes renovables a su mix de producción.

El director de Gas y Electricidad de Cepsa, Juan Manuel García-Horrillo, resume a Forbes la estrategia del sector petrolero en esta nueva era: “como compañía energética global el objetivo es crecer a nivel internacional en el mercado de las renovables, especialmente en eólica y solar, para continuar diversificando nuestras fuentes de energía y cubrir todas las necesidades que nos demanden nuestros clientes”.

Esta tendencia no es nueva. Existen algunas compañías de hidrocarburos que llevan décadas trabajando para encarar el cambio de era energética. Es el caso de BP, una de las mayores operadoras de renovables dentro del sector del petróleo y el gas. “Nuestra estrategia pasa por invertir en renovables donde podemos construir negocios comercialmente viables a escala, y seguir ampliando nuestra capacidad a medida que detectamos nuevas oportunidades”, indica Enrique González, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de la compañía en España.

En los últimos meses, la petrolera que más ha invertido en la adquisición de negocios renovables ha sido el gigante francés Total, con la mirada puesta en Europa y especialmente en China, tras la firma de un protocolo de acuerdo con la empresa de capital riesgo Cathay Capital y la plataforma de inversión Hubei High Tech para crear un fondo de inversión dedicado al sector de las nuevas energías en el país asiático. “China está en la vanguardia de las tecnologías de la energía del siglo XXI. Estamos entusiasmados con la idea de asociarnos al ecosistema de innovación de su sector energético”, indicó en la presentación del acuerdo el pasado marzo el presidente director de Total, Patrick Pouyanné.

La próxima gran petrolera que dará el paso será la española Repsol, que estudia emplear la liquidez que le ha proporcionado su salida del capital de Gas Natural Fenosa para invertir en renovables. No obstante, el equipo directivo de la compañía asegura que sólo entrará en este mercado si encuentra negocios que aporten una rentabilidad igual o superior a la que tenía en la gasista que preside Francisco Reynés. Además, deberá tratarse de actividades que se encuentren en áreas no reguladas y en las que tenga capacidad de gestión. La compañía asegura que no tiene interés en tomar participaciones financieras minoritarias.

A este respecto, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, consideró en la jornada ‘Energy Transitions: Moving Beyond Scenarios’ que el gas natural y el petróleo “seguirán formando parte de la solución dentro de la transición energética” hacia la descarbonización de las economías, y que ambas fuentes de energía “van a jugar un papel central” en este proceso y en el mix energético.

A su juicio todas las fuentes de energía “serán necesarias” hasta 2040, indicando que la transición energética dependerá de las realidades energéticas de cada país y de la tecnología, es decir, que ”no hay un solo camino hacia la transición”. Para el CEO de Repsol es vital preservar la “neutralidad tecnológica” en este proceso de descarbonización global, especialmente teniendo en cuenta los “ambiciosos” objetivos de reducción marcados con el Acuerdo de París.

Y el mercado espera que los movimientos corporativos vayan en aumento, sobre todo desde que los fondos de inversión hayan desembarcado en el sector de las energías verdes. “Los fondos comenzaron a entrar en el sector energético con el atractivo de las renovables, ampliando su cartera también a negocios de corte más tradicional como el petrolífero, eléctrico y gasístico. Desde hace algunos años hay una gran cantidad de liquidez y los fondos están buscando medios para canalizarla, ganando mucho protagonismo desde años atrás el sector energético”, explica a Forbes Victoria Torre, responsable de Análisis de SelfBank.

Las razones que han llevado a las petroleras a crear planes de reconversión son múltiples. En primer lugar, destaca la citada presión regulatoria, que se produce en un contexto de desarrollos tecnológicos que hacen que las fuentes renovables sean cada vez más competitivas. “La extracción de petróleo cada vez es más cara, generando un problema de costes evidente, que se añade al estancamiento en los métodos y la tecnología de los principales países de la OPEP. A esto se suma la presión regulatoria, y las compañías petroleras se han dado cuenta y asumido que todos los países presionarán para que haya una importante bajada de consumo de gas, petróleo y carbón”, argumenta a Forbes el economista Javier Santacruz.

Por otra parte, el ajuste de los últimos dos años en el sector ha obligado a que los productores de petróleo replanteen su estrategia a largo plazo. “Hoy por hoy, se ha ajustado el capex fuertemente [capital para invertir en equipo tecnológico, por ejemplo] y las nuevas inversiones se harán con más prudencia por aquellos que tienen capacidad, porque sigue habiendo muchas compañías del sector que difícilmente generan beneficios con precios del barril de entre 60 y 70 dólares del West Texas. Por esto, para muchos de ellos comienza a ser fundamental la diversificación en otras alternativas a futuro”, explica Francisco Saavedra, responsable de estrategia de Proaltus Capital Partners.

“La mayoría de las compañías no tienen ahora una situación boyante tras el ajuste del precio del petróleo, pero con las subidas de los últimos trimestres y tras el saneamiento realizado en los últimos años, algunas comienzan a tener recursos para iniciar esa diversificación en otras alternativas que supongan una fuente futura de ingresos. No les queda más remedio que hacerlo o se arriesgan a depender todavía más de que les protejan los decretos de los gobiernos de turno, cosa que les ha funcionado muy bien en el pasado como lobby, pero no está tan claro a futuro”, concluye Saavedra.

¿Y el presente de las renovables?

Los datos constatan que las energías renovables han pasado de ser proyectos a realidades, y en 2020 todas las tecnologías de generación hoy en uso comercial podrán competir en precio con las generadas por los combustibles fósiles. Al menos eso es lo que apunta el último informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), en el que se constata que los costes de generación de energía solar fotovoltaica han caído casi un 70% desde el año 2010, reducción que roza el 20% en el caso de la eólica.

Las petroleras conocen estos números y también esperan un crecimiento notable en la producción de energía con fuentes renovables en el futuro próximo.

El informe BP Energy Outlook 2030 anticipa un repunte superior al 8% anual, aunque no se puede obviar que la velocidad de la transición energética dependerá, en buena parte, de la evolución del precio del petróleo.

Otro reciente estudio, el Cepsa Energy Outlook 2030 concluye que las energías renovables proporcionarán más de la mitad del incremento de la energía eléctrica que se genere en los próximos 15 años, un hecho sin precedentes impulsado por el aumento de las energías eólica y solar. Según estos cálculos, en 2030 las energías eólica y solar representarán el 17,3% de la generación de energía eléctrica global frente al 4,5% de 2015. “En el caso de España, las renovables dominarán el mix de la generación de energía en detrimento de los combustibles fósiles; en concreto, la energía eólica y solar alcanzarán el 50% frente al 27% de la actualidad”, indica el informe.

En el sector de las renovables se observa el viraje de las grandes petroleras con expectación y, sobre todo, con satisfacción. Tal como indica a Forbes el director general de la patronal Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), José María González Moya, “el tiempo nos ha dado la razón: estas tecnologías estaban llamadas a ser líderes del panorama energético futuro porque lo demostraban dos hechos fundamentales: que tenemos que cumplir una serie de objetivos en materia de clima y energía cuidando el planeta –y la única forma es emplear energía que sea respetuosa y no dañe nuestro entorno–; y en segundo lugar, estas tecnologías estaban llamadas a ser competitivas en costes y eso es algo que las compañías tradicionales no han dejado pasar. Bienvenidos sean aunque sea tarde”.

No perder cuota de mercado

Otra de las razones principales de esta nueva estrategia de las grandes petroleras es el temor a perder cuota de mercado frente a las eléctricas y gasistas en este nuevo panorama energético global. “La desaceleración de la demanda de petróleo se hará notar en unos años, al igual que es ya palpable la proliferación de las energías verdes como la eólica y solar, lo que supone un riesgo para las compañías dedicadas al petróleo y gas. En este sentido, las inversiones de las petroleras serán cuantiosas para poder tener una cuota de mercado destacable en el negocio de las energías limpias. Los parques eólicos marinos puede que sean los activos más atractivos ya que su tecnología de escala se podría comparar con la extracción de petróleo y gas”, avanza la responsable de Análisis de SelfBank.

Y es que la población va a seguir creciendo y los países menos desarrollados demandarán cada día más energía para afianzar su progreso. Éste es, por tanto, uno de los grandes retos que el sector tiene por delante: continuar alimentando la creciente demanda de energía del planeta a la vez que continúa avanzando de una forma más sostenible y más respetuosa con el medio ambiente.

“No prevemos en los próximos cinco años encontrarnos en un mundo energético radicalmente distinto al que vivimos hoy en día y al que llegaremos de manera disruptiva. Lo que sí vamos a contemplar es un mundo de la energía en transición hacia un modelo con menores emisiones de carbono, no una revolución a corto plazo, sino una transición que tomará su tiempo. Pero la dirección va a ser muy clara: una gradual sustitución de fuentes de energía tradicionales por otras fuentes renovables y más respetuosas con el medio ambiente, siempre de la mano de la tecnología, que jugará igualmente un papel protagonista, y con políticas que incentiven que todas las tecnologías compitan entre sí”, considera Enrique González, de BP.

La Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) respalda este argumento recordando que recientemente, la industria europea del refino ha presentado su Visión 2050, en la que avanza que el sector suministrará combustibles líquidos con cada vez menor intensidad de carbono, utilizando una diversidad de materias primas como energías renovables, residuos y CO2 capturado y operando integrados en un complejo industrial muy eficiente para abastecer a sus clientes. “Está claro que necesitaremos los combustibles líquidos a largo plazo. Gracias a su mayor densidad energética no tienen rival para su uso en amplios sectores del transporte; constituyen, en esencia, la mejor manera de almacenar y transportar energía. Es por ello que reducir su consumo es tan desafiante. Sectores como el transporte pesado por carretera, marino y aviación, es difícil con la tecnología actual que puedan prescindir de los combustibles líquidos”, indica a Forbes Andreu Puñet, director general de la AOP.

Sin embargo, no se puede perder de vista que, por el momento, la inversión de las compañías de hidrocarburos en empresas renovables es mínima en términos absolutos, representando solamente alrededor del 1% a nivel global. Es por eso que algunos analistas consideran que detrás de la adquisición de participaciones en compañías de energía verde hay un proceso de lavado de imagen ante el nuevo paradigma.

Uno de los que defienden esta tesis es Daniel Lacalle, economista jefe de la Sociedad de Valores Tressis, que declara a Forbes que las petroleras “solo usan las tecnologías alternativas como publicidad: o destruyen enorme valor comprándolas a precios de oro o son publicity stunts [impactos publicitarios]”. En todo caso, los anuncios de los gobiernos de países productores de petróleo de que reforzarán el peso de las renovables en su mix energético (Arabia Saudí pretende generar el 10% de la electricidad que consume con energías alternativas), o el creciente compromiso del país más contaminante del mundo (China) para sustituir las centrales de carbón por la generación de energía no contaminante, son elementos que constatan que la revolución verde es imparable. Las petroleras que consigan subirse al tren conseguirán sobrevivir, e incluso liderar, el sector en el futuro, pero aquellas que sólo pretendan usar las renovables como un elemento más de marketing institucional tendrán problemas para sobrevivir en el medio plazo.