1. No se ajustan a la realidad
Tus planes deben de ir en consonancia con el modelo de negocio de tu empresa. Es importante que tengas los pies en el suelo y sepas adaptar tus estrategias al mercado laboral al que te enfrentas. Empieza por algo pequeño y ve aumentando tus objetivos poco a poco.
2. Están fuera de tus posibilidades
Tienes que evaluar todos los procesos que forman parte del crecimiento de tu empresa y saber establecer los límites, sobre todo cuando hablamos de tu presupuesto. Haz un ejercicio de análisis para saber qué ingresos y gastos tienes . Será más fácil que tu planificación sea más ajustada si tienes constancia de tus cuentas.
3. No sabes cuándo es momento de cambiar
A la vez que tu negocio va creciendo tus estrategias tienen que ir modificándose. Tienes que saber cuándo es el momento de cambiar tu planificación y apostar por otras formas menos comunes pero, a la larga, más efectivas para tu negocio.
4. Evitas centrarte en los grandes temas
Para tener una buena planificación de tu negocio tienes que saber establecer cuáles son las prioridades de tu negocio y desarrollar una forma para llegar a ellas. A veces, dejas pasar lo importante y te centras en dar pequeños pasos que no llegan a dar resultados. Ten confianza para enfrentarte a cada situación y estar preparado ante los impedimentos.
5. No están en consonancia con los objetivos
Los planes que lleves a cabo para tu empresa tienen que seguir una única dirección: alcanzar los objetivos propuestos. Para ello lo principal es que tengas claro cuáles son tus metas y después, sepas utilizar la mejor forma para alcanzarlas.