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La revolución del coche conectado

El coche conectado no es una tendencia que arrancó ayer y solo cristalizará en el futuro lejano, ni tampoco la promesa de una startup visionaria con hambre de promoción. Se ha convertido ya en una realidad que ha empezado a reescribir las reglas de los servicios de alquiler de vehículos gracias a un diluvio de datos masivos que puede traducirse en una gigantesca oportunidad de negocio.

Las grandes multinacionales europeas del renting –desde Arval, propiedad de BNP Paribas, hasta Ald Automotive, propiedad de Société Générale, pasando por la filial de Volskwagen– comparten una obsesión. Desean que sus aplicaciones móviles enamoren a sus clientes, que de las interacciones con ellos se obtengan datos relevantes para crear y personalizar nuevos servicios y, por fin, que se establezca una relación más estrecha entre ellos y el consumidor final. Todo esto llevan intentándolo más o menos desde 2015, pero ahora ha surgido la oportunidad de darle una nueva vuelta de tuerca.

El coche conectado se extiende a gran velocidad a todos los modelos y marcas del mercado. Según los datos recogidos por Statista, si en 2015 las nuevas matriculaciones mundiales de coches conectados solo llegaban a un 35% del total, en 2020 esa cifra se situará en el 98%. Pocos imaginaban una evolución tan fulminante. Decenas de millones de personas están empezando a saborear las ventajas de acceder y gestionar las constantes vitales de sus vehículos con un solo clic de sus teléfonos móviles.

Muchos analistas esperan que los vehículos, convertidos en una versión en miniatura de las casas conectadas, se transformen en la cabeza de playa ideal para ofrecer no solo servicios directamente relacionados con la automoción, sino también otros muchos. ¿Por qué no publicitar una cadena de tiendas de moda en un coche de alquiler a corto plazo enclavado en una zona turística como Málaga? ¿Por qué no vender entradas de conciertos a una joven ejecutiva que sabemos por su coche de empresa que es una consumidora compulsiva de música indie en streaming? ¿Y qué hay de regalarle un mes de suscripción a la nueva plataforma de televisión de pago de Disney a un directivo que no sabe qué hacer con sus hijos cuando llega el domingo por la tarde?

Si los gigantes europeos del renting querían estrechar la relación con el cliente final cuando se trataba de aplicaciones móviles, ahora la oportunidad que se les presenta con el coche conectado es aún mayor. Y más cuando todo parece indicar que los vehículos van a hacer muchas cosas solos (pagar automáticamente su recarga en las electrolineras, por ejemplo), que se van a aproximar, cada vez más, al escenario del coche sin conductor y que tendrán que jugar un papel clave en las ciudades y las infraestructuras inteligentes. Estarán programados para interactuar con las carreteras, con los semáforos, con la policía y, por supuesto, también con los comercios. ¿Cuánta cantidad de información se puede obtener de semejante mina de interacciones?

Servicios insólitos

Ya han empezado a surgir servicios adicionales que añaden valor a quienes necesitan alquilar múltiples vehículos que deben actuar coordinados. Ana Fuster, socia de Sector Público de Deloitte, cita un caso espectacular: el Truck Platooning. Hablamos de un sistema que consiste “en conectar un grupo de camiones semiautónomos mediante comunicaciones V2V (Vehicle to Vehicle) o V2I (Vehicle to Infrastructure)”. Gracias a esto, sigue, “el primer camión guía a los siguientes que podrían, incluso, ir sin conductor”. Además, la conexión wifi permite que los vehículos se comuniquen entre sí a lo largo de una ruta “coordinando frenadas y manteniendo velocidades constantes para evitar sobrecostes y disminuyendo, asimismo, otros factores de riesgo asociados a los errores humanos, como la fatiga o las distracciones”.

Los imperios del renting, además, saben que, si se ganan la confianza de sus clientes y les permiten acceder a información relevante, su eficiencia puede dar un brinco sustancial. Un ejemplo de ello lo encontramos en la gestión de flotas. La consultora Deloitte anticipa que “el coche conectado permitirá a los gestores de las empresas optimizar los costes y tiempos de entrega de sus servicios al disponer, en tiempo real, de un amplio abanico de datos que irá mucho más allá de la posición geográfica”. ¿De qué otros aspectos hablamos exactamente? Por ejemplo, matiza Fuster, de la información relativa al conductor (rutinas de uso, estilo o eficiencia de conducción) o al vehículo (presión de los neumáticos, disponibilidad de combustible o temperatura)”.

En estas circunstancias, sorprende menos que Europcar acabe de lanzar su proyecto global con la conexión de mil coches en Palma de Mallorca. La compañía ha firmado un acuerdo con Telefónica y Geotab para implantar este año soluciones de conectividad también en otros países, regiones y unidades de negocio. Mientras tanto, Avis Budget y la tecnológica Continental han anunciado la ampliación de su acuerdo de colaboración, lo que significa que Avis añadirá a su flota 50.000 nuevos coches conectados en Europa y Estados Unidos.

Efectivamente, el primer paso para morder la manzana del apetitoso mercado del coche conectado es acelerar la conectividad de la flota reemplazando los viejos modelos por coches más inteligentes. Esa operación ya está en marcha a todo gas. El segundo paso consiste en empezar a mostrar a los clientes las ventajas de la conectividad facilitándoles la vida con cuestiones esenciales del vehículo: pueden ayudarles a reducir el consumo energético, a mejorar el mantenimiento, a refinar la transparencia y a incrementar su seguridad. Es tentador. El tercer paso se concretará, probablemente, en la oferta de una gama cada vez mayor de servicios personalizados.

Las firmas de renting ya han empezado a ordeñar la oportunidad del coche conectado para ayudar a sus clientes a reducir la factura energética. Joan Cavallé, managing director de Accenture y responsable del sector Automoción, recuerda que “podemos tener controlado el uso del vehículo (aceleración, marchas y velocidad, entre otros), por lo que remotamente podemos supervisar los consumos energéticos del coche”. Existen programas de optimización de rutas que se pueden integrar en su sistema operativo para facilitar el ahorro de combustible. Este software ganará más peso cuanto más nos acerquemos al escenario del coche autónomo.

Seducción

Es verdad que, como avisa Cavallé, una cosa es tener acceso a la información y aconsejar gentilmente a los conductores y otra muy distinta “forzar una conducción determinada”. Aquí es donde emerge una pléyade de incentivos económicos con la que el experto de Accenture recomienda premiar a los más prudentes. Cree que se puede ahorrar energía exprimiendo esos incentivos y proporcionando más información sobre el rendimiento del vehículo.

La optimización del mantenimiento es una cuestión muy ligada a la eficiencia del consumo energético, y en la que la hiperconectividad del vehículo podría resultar útil. El análisis predictivo, fruto del procesamiento e interpretación de millones de datos, podría incluso anticipar averías recurrentes. En ese sentido, Ana Fuster apunta a un proyecto de Deloitte con un operador de transporte. El cliente, explica, “es capaz de predecir con una probabilidad del 80% cuándo sucederá una avería con un intervalo de confianza relativamente estrecho en función de diferentes variables de entrada, como pueden ser la velocidad del vehículo, la salud del motor, el diagnóstico de las baterías y la meteorología”. Esto, concluye, “redunda en un mejor servicio a los usuarios y una mejora sustancial de la gestión, asegurando que no hay averías durante los trayectos”.

Las mejoras en mantenimiento se pueden traducir en un menor coste, menos paradas no planificadas y mejor valor residual. Por su parte, Joan Cavallé apunta que “conociendo los parámetros del estado del coche a distancia podemos adaptar los periodos de mantenimiento en tiempo real y actuar rápidamente en caso de ser necesario (por ejemplo, cuando nos percatamos de que el vehículo tiene un bajo nivel de aceite)”.

Todo esto es muy diferente de lo que ocurre ahora mismo en la mayoría de los casos. El fabricante propone las precauciones de mantenimiento que cree que va a necesitar el coche y deja que el conductor cumpla o no con ellas, y haga frente a las incidencias no planificadas. Tras el plazo de la garantía, si el modelo resulta problemático y sale y entra continuamente del taller, mala suerte. Si necesita un cuidado más específico para alargar su vida útil, también mala suerte.

La tercera gran ventaja que las firmas de renting ofrecen con la conectividad del vehículo es la transparencia. El experto de Accenture incluso sugiere que “la empresa que contrata el renting para sus empleados puede asegurarse de que los vehículos pasan los controles e inspecciones planificadas, lo que contribuirá a reducir el fraude”. Los sensores del automóvil indicarán también si se está empleando en las rutas y en la forma pactadas entre empleado y empleador. Un coche de empresa no es un coche de carreras, ni un Volkswagen Golf debe meterse, sistemáticamente, en caminos de cabras aunque luego pase por el túnel de lavado. La transparencia fomentará la prudencia y la prudencia podría traducirse en menores primas en las pólizas de seguros.

Las firmas de renting también pueden ofrecer más seguridad con el coche conectado. En este sentido, Joan Cavallé subraya la importancia de algunos sistemas, como el control de acceso (que consiste en dar solamente autorización a quien el gestor de la flota autorice), el acceso con el móvil (en un flota de acceso libre permite poder utilizar el vehículo sin tener que compartir las llaves físicas) y el control de uso. En este último punto, señala Cavallé, “el geofencing (localización del vehículo) permite controlar las áreas de acceso permitidas y saber dónde está el vehículo en todo momento, por ejemplo en caso de robo”. De todos modos, hay que tener en cuenta que la hiperconectividad también va a conllevar nuevos e importantes riesgos como, por ejemplo, el hackeo del sistema operativo del vehículo, las averías provocadas por virus informáticos o la posibilidad de que se sustraigan datos privados.

A pesar de estos posibles inconvenientes, Ana Fuster asegura que “las ventajas del coche conectado son más que notorias”, aunque el cambio de paradigma que podría permitir que se desarrollaran en plenitud “no llegará de la noche a la mañana a nuestras carreteras”. Dependerá mucho de factores como “la capacidad y flexibilidad en el procesamiento y mantenimiento de la ingente cantidad de datos o de la evolución del modelo de gestión de datos que debe realizarse en los próximos años en coordinación entre las administraciones públicas y el sector privado”. La revolución no ha hecho más que comenzar.