Lograr los ambiciosos 17 objetivos de la agenda ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de Naciones Unidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad está exigiendo a los países que más deberían beneficiarse de ella grandes recursos financieros que no tienen. Según un reciente informe publicado por el FMI, mejorar los resultados en cinco áreas clave (educación, salud, carreteras, electricidad, agua y saneamiento) requeriría a los países en desarrollo de bajos ingresos un gasto adicional en 2030 de aproximadamente 500.000 millones de dólares (441.000 millones de euros), el equivalente al 0,5% del PIB mundial previsto para 2030, y unos 2,1 billones de dólares (1,9 billones de euros) a los emergentes. De poder llevarse a cabo tal volumen de inversión significará un aumento del gasto de las economías emergentes equivalente a cuatro puntos porcentuales de su PIB. Según los autores, aunque supondría un esfuerzo considerable, la mayoría de los emergentes podría autofinanciarse para conseguir los objetivos ODS. Sin embargo, el desafío es mucho mayor para los países de bajos ingresos, para los que el gasto adicional representaría de media 15 puntos porcentuales de su PIB.
El informe, cuyos autores pertenecen al staff del FMI, recomienda no solo que se invierta más sino también mejor para evitar ineficiencias. “Hoy en día, una gran parte de las inversiones se pierde por ineficiencia. Por lo tanto, mejorar la eficiencia del gasto es crucial para alcanzar los ODS. Estimamos que los países podrían ahorrar tanto a través de esfuerzos de eficiencia en educación, salud e infraestructura como podrían aumentar sus ingresos a través de reformas fiscales”.