El volumen de ventas de teléfonos inteligentes lleva tres años en declive. Según la firma de análisis de mercados International Data Corporation (IDC), este 2019 supondrá una caída del 1,9% respecto a las cifras del 2018. Las causas de la contracción son evidentes: la saturación de los mercados en los países desarrollados y una tasa de adopción lenta en algunas economías emergentes.

“La mayoría de consumidores de regiones desarrolladas como Europa Occidental, gran parte de Asia y Estados Unidos ya tienen smartphones”, explica Francisco Jerónimo, vicepresidente asociado del área de dispositivos de IDC. Los fabricantes se esfuerzan ahora por mejorar las características y especificaciones de los nuevos modelos para compensar la bajada de los ingresos por ventas con precios más elevados. Pero con una cámara o una pantalla de alta calidad y un software rápido, en los que, además, han invertido más dinero, los usuarios no se plantean renovar sus dispositivos. “Gastamos más en los móviles que hace cinco años, así que los conservamos más tiempo que antes”, indica el experto de IDC. Es por eso que países emergentes como India y África, donde parte de la población todavía no dispone de un teléfono inteligente, actuarán como motores del mercado en los próximos años.

Desde IDC pronostican un recrecimiento que comenzará a finales de año y se afianzará en el 2020, impulsado por la innovación en tres áreas claves: el 5G, las pantallas plegables y un software que convierta los teléfonos en dispositivos cada vez más inteligentes, capaces de realizar tareas de manera autónoma. Solo las tecnologías disruptivas como éstas podrán llevar a los consumidores de países desarrollados a reemplazar sus viejos móviles en los próximos años.