1. Lleva un control de todos tus gastos
Hay muchísimas formas de llevar un control exhaustivo de nuestros gastos diarios: la tradicional forma de apuntarlo en una libreta que debemos tener siempre a mano, o muchísimas apps que tienen controlados tus gastos e incluso te avisan cuando te estás pasando de lo que tenías previsto.
2. Mejor dinero en efectivo que tarjeta
Llevar dinero en efectivo te proporciona una sensación distinta que llevarlo en la tarjeta. Si vas a ir a la compra, o a comprar ropa, etc., lo mejor es que saques lo que pretendes gastarte en efectivo y dejar la tarjeta en casa, ya que hacerlo de esta forma te permitirá no gastarte más de lo que tenías previsto. Llevar la tarjeta puede tentarte a gastar y gastar en cosas inesperadas o innecesarias.
3. Recortar demasiados caprichos innecesarios
Relacionado con el anterior punto, los caprichos innecesarios que nos damos a lo largo del mes también pueden tocar nuestra microeconomía familiar. ¡No está mal darse un capricho de vez en cuando! Pero hay que saber hasta dónde llegar para no sobrepasar el límite. Antes de sacar el dinero o la tarjeta párate a pensar y reflexiona sobre la necesidad de aquello que estás a punto de comprar. Por ejemplo, puedes establecer un par de caprichos al mes, y no salir jamás de ahí.
4. Guardar cada mes una parte “intocable”
Ahorrar, una de las cosas que más nos cuestan. Si vas apartando una cantidad fija cada mes para no tocar bajo (casi) ningún concepto, te darás cuenta que a lo largo del año has sido capaz de acumular una importante cantidad de dinero. El ahorro es necesario para nuestra vida: por posibles imprevistos, para el futuro…