La innovación es lo que distingue a un líder de los demás”, decía el fundador de Apple, Steve Jobs. Y en un contexto de avances tecnológicos rápidos y constantes como el actual, esta frase cobra más sentido que nunca. Se busca una nueva generación de líderes para gestionar este escenario: flexibles, más creativos, con conocimientos técnicos y habilidades emocionales, capaces de adaptarse a los cambios y de impulsar la innovación desde el trabajo compartido.
Removiendo las bases de la educación tradicional, la formación en diseño está jugando un papel fundamental en la generación de este talento en la era de la Cuarta Revolución Industrial. Ha irrumpido con fuerza en el mundo del management como la disciplina perfecta, capaz de ofrecer soluciones a las necesidades reales, presentes y futuras del ser humano.
Instituciones académicas como el IED Barcelona Escuela Superior de Diseño llevan años apostando por la design education como motor de transformación y superando así la brecha entre lo que los estudiantes aprenden durante sus años de formación y lo que el mercado realmente demanda.
Partiendo de una comprensión profunda del modelo de negocio, el pensamiento del diseño pone el foco en el destinatario, desarrolla un prototipo tras otro hasta confirmar su valor añadido y viabilidad, y genera, en definitiva, una nueva cultura de la innovación.
La formación desde el diseño se adentra en campos como el design management, el emprendimiento o el diseño interactivo y, para ello, se sirve de herramientas disruptivas, entre las que se incluyen la creación en equipo, los procesos de trabajo ágiles, la investigación de los usuarios y el análisis de los entornos.
Es cierto que la Cuarta Revolución Industrial tiñe de mayor complejidad el mundo empresarial y, a mayor complejidad, mayor incertidumbre. Pero no es menos cierto que se abren nuevas puertas y oportunidades para quienes demuestren las habilidades que el mercado demanda cada vez con mayor fuerza y que serán difícilmente sustituibles por las máquinas.