Como responsable de la patronal del sector farmacéutico, ¿cuáles son los temas que más le preocupan?
No se trata tanto de hablar de preocupaciones cuanto de los asuntos que consideramos prioritarios. El primero, desde luego, es nuestra razón de ser: desarrollar nuevos fármacos cada vez más eficaces y lograr el mejor acceso posible a ellos por parte de los pacientes que los necesitan. Para ello necesitamos un escenario normativo previsible y diálogo y colaboración con las administraciones sanitarias.
No cabe otra cosa en un sector como el nuestro, que opera a largo plazo y en el que la I+D necesita años de trabajo y cada vez más se hace en colaboración entre la industria y hospitales, universidades y otros centros públicos y privados de investigación. Esa cooperación es clave también para seguir reforzando a medio y largo plazo el modelo de I+D en medicamentos, que se ha demostrado exitoso con grandes logros en las últimas décadas. Con una estrategia clara de impulso a la investigación biomédica, España podrá ser una referencia internacional.
¿Qué nivel considera que tiene la medicina española en general, y nuestro sistema nacional de salud en particular?
Nuestro país está en el grupo de cabeza a escala global, tanto por la solidez y cobertura del sistema sanitario y su calidad asistencial, como por la formación de sus profesionales sanitarios, el compromiso de sus administraciones y la implicación de un amplio tejido industrial vinculado a la salud. A ello hay que sumar su capacidad para la investigación, que, como decía, cada vez es más colaborativa y abierta. España es ya referencia en ensayos clínicos, lo que le sitúa en lugar de privilegio para ser un líder internacional. Precisamente, por todo esto, es importante analizar las necesidades que tiene nuestro sistema sanitario y evaluar bien dónde debe estar en los próximos años para dotarlo de los recursos necesarios para hacer frente a los crecientes desafíos.
La inversión en I+D es fundamental para la industria farmacéutica…
Es nuestra razón de ser. Es un desafío constante, tanto por las necesidades que aún están por atender como por lo exigente y arriesgado. Lograr un nuevo medicamento lleva más de diez años, la tasa de fracaso es enorme y los costes superan los 2.000 millones de euros.
¿Qué distingue al sector farmacéutico español? ¿Cuál es el camino a seguir para continuar siendo una potencia destacada?
El sector tiene unas características similares a las del resto de países de nuestro entorno. Como en el resto de países, este sector ha sufrido mucho durante la pasada crisis, sin embargo, afortunadamente en España está siguiendo una senda de crecimiento moderado, sobre todo en aspectos estratégicos y de interés para el conjunto del país como el empleo (generamos unos 200.000 puestos de trabajo, de los que 40.500 son directos), la producción (unos 15.000 millones de euros) o las exportaciones (más de 10.000 millones), sin olvidar que somos el sector líder en I+D industrial, con un 20% (1.147 millones de euros) del total de esta inversión en España.
El camino a seguir es el de la colaboración estratégica. La solidez de nuestro sistema sanitario, la alta formación de nuestros profesionales sanitarios, la participación de los pacientes y la fuerte apuesta que está haciendo la industria farmacéutica pueden colocar a España, con el marco estratégico adecuado, en la vanguardia mundial.
¿Qué supondrá el temido ‘brexit’ para la economía farmacéutica europea y española?
Es una importante fuente de preocupación, por ello, el sector ha hecho un llamamiento a los responsables políticos de la UE y Reino Unido para que entiendan que el medicamento no es un producto de consumo, sino un instrumento fundamental para la salud de las personas, y que pongan en marcha las medidas necesarias para evitar perjuicios a los pacientes como consecuencia de una salida no pactada, un proceso que podría generar interrupciones en el suministro de fármacos tanto por cuestiones aduaneras como por los retrasos provocados por la pérdida de vigencia de los acuerdos de reconocimiento mutuo en materia de desarrollo, fabricación, etiquetado y requisitos de seguridad de los medicamentos. En cualquier caso, hace tiempo que las compañías farmacéuticas trabajan en planes de contingencia para minimizar los problemas que pudieran surgir.
En un sector tan competitivo y voraz, ¿la situación política y actuales leyes pueden afectar negativamente al equilibrio de las empresas?
Para nuestro sector siempre ha sido estratégico contar con un marco legal previsible y estable en el tiempo. Nuestra visión es a largo plazo, por los años que implica el proceso de I+D y por las ingentes inversiones que requiere. Es importante que los gobiernos entiendan la oportunidad que este sector tiene para España, en tanto vinculado a la innovación, y que establezcan líneas de trabajo y colaboración que trasciendan el corto plazo. En ello trabajamos, por la vía del diálogo, con cada gobierno, sea del signo que sea.