Cuando llegas a los treinta, tú y tus amigos podéis entrar en círculos muy diferentes. Entre ellos están los amigos casados y con hijos, los divorciados, los adictos al trabajo, los coleccionistas, los trotamundos, los maratonianos, los socialités, los aficionados y los que simplemente pasan el tiempo en casa con sus mascotas. Si eres una persona soltera en la treintena, sea cual sea tu estilo de vida, hay ocho medidas financieras que deberías tomar.
Entiende tus objetivos
Esto puede parecer un poco básico, pero para alcanzar el éxito financiero, tienes que definir lo que eso significa para ti. Tómate un tiempo para reflexionar sobre qué objetivos financieros son importantes para ti y sé muy específico. He aquí un ejemplo de objetivo financiero que oigo a veces: ‘Me gustaría ser millonario’. Aunque la cantidad en dólares es específica, a este objetivo le faltan algunas cosas muy importantes.
¿Te gustaría tener un millón de dólares en efectivo o incluyes inversiones ilíquidas como bienes inmuebles? ¿Se trata de dólares antes o después de impuestos? ¿Cuándo te gustaría ser millonario? ¿Qué te permitiría conseguir un millón de dólares? ¿Cuál es el motivo de ese objetivo?
Un mejor ejemplo sería ‘Me gustaría jubilarme a los 55 años con 10.000 dólares de ingresos netos al mes procedentes de fuentes pasivas’. Esto indica por qué estás ahorrando, para cuándo te gustaría alcanzar el objetivo, cuál es el objetivo después de aplicar los impuestos y cómo te gustaría alcanzarlo. A partir de ahí, puedes calcular las cantidades de ahorro y los vehículos de inversión adecuados para alcanzar ese objetivo.
Si tienes varios objetivos financieros, enuméralos y ordénalos por prioridad. Así sabrás dónde priorizar tus recursos hoy.
Consigue socios responsables
Tienes un 45% más de probabilidades de alcanzar tus objetivos con el apoyo de un socio responsable que si eliges un objetivo, te comprometes a alcanzarlo y decides cuándo y cómo lograrlo por tu cuenta. Cuando busques a alguien que te ayude a conseguir tus objetivos, deberías buscar a una persona que sepa escuchar, que no te juzgue, que te ponga en primer lugar y que tenga una formación y experiencia relevantes. Si no tienes a nadie así en tu vida personal, puede que haya llegado el momento de buscar a un profesional financiero cualificado.
Adquiere hábitos de endeudamiento saludables
A los veinte años, es posible que hayas acumulado alguna deuda, ya sea de préstamos estudiantiles, tarjetas de crédito, vivienda, préstamos empresariales o cualquier otra fuente. A los treinta, probablemente dispongas de una fuente de ingresos más fiable y puedas empezar a poner en práctica hábitos de endeudamiento saludables. He aquí algunos pasos a seguir:
- Comprende las condiciones de cada uno de tus préstamos, junto con los tipos de interés aplicables.
- Elabora un presupuesto para saber cuánto dinero puedes dedicar al pago de tus deudas.
- Da prioridad al pago de las deudas con intereses más altos.
- Compra únicamente artículos que se ajusten a tu presupuesto mensual o que puedas pagar con ahorros.
- Una vez que la deuda sea manejable, paga la totalidad de las tarjetas de crédito todos los meses.
- Mantén abiertas tus antiguas líneas de crédito para conservar tu historial crediticio.
- Antes de contraer una nueva deuda, asegúrate de que entiendes las condiciones, los tipos de interés y cómo afectarán a tu presupuesto.
- No permitas que los pagos del servicio de tu deuda superen el 36% de tus ingresos brutos mensuales. Si ganas 6.000 dólares al mes, los pagos obligatorios de tu deuda no deberían superar los 2.160 dólares mensuales.
Ten la cantidad adecuada de efectivo en reserva
Dependiendo de tus objetivos y de la consistencia de tus ingresos, deberías tener entre tres y seis meses de tus gastos en reservas para emergencias. Si esos gastos son de 5.000 dólares al mes, no deberías tener menos de 15.000 dólares ni más de 30.000 dólares en reservas de efectivo.
Una excepción a esta regla se produce cuando estás planeando hacer una compra importante dentro de tres años. Si tienes prevista la compra de una casa o un coche, la puesta en marcha de un negocio, el disfrute de un viaje importante, asistir a una boda o tomarte una baja laboral importante, guarda también en reservas líquidas la cantidad necesaria para ello.
Invierte el resto
Si no lo has oído antes de cumplir los treinta, permíteme ser el primero en compartir la verdad: una cartera de acciones diversificada supera a todo el efectivo y las alternativas al efectivo a largo plazo. Las acciones de las grandes empresas, como el S&P 500, han tenido una rentabilidad media del 10,3% desde 1926, señala Dimensional Fund Advisors.
Si invirtieras 100.000 dólares en un índice de grandes empresas a los 35 años y no ahorraras ni un céntimo más durante el resto de tu vida, a los 65 años tendrías casi dos millones de dólares. Si tu cuenta de ahorros pagara un 1% de interés, los 100.000 dólares habrían crecido cerca de 30.000 dólares en esos treinta años.
Aprovecha las ventajas fiscales
Si tienes un objetivo como ahorrar para la jubilación, utilizar cuentas con ventajas fiscales como los planes de jubilación te permitirán hacer crecer tu dinero de forma más rápida y eficiente que las inversiones no destinadas a la jubilación.
También puedes ahorrar dinero fiscalmente ahorrando en una cuenta de ahorro para gastos médicos si tienes un plan de salud con deducible alto. Cuando ahorres, recibirás una deducción fiscal y podrás utilizar los fondos libres de impuestos para gastos que cumplan los requisitos.
Encuentra el seguro adecuado
Como persona soltera en la treintena, es posible que no tengas hijos ni otras personas que dependan actualmente de tus ingresos. Por lo tanto, es posible que el seguro no sea lo más importante. Estos son algunos seguros que puedes necesitar y por qué:
- Seguro del hogar y del automóvil. Puede haber una gran diferencia entre las pólizas mínimas para satisfacer los requisitos locales y lo que podrías necesitar si tu casa se incendiara, alguien resultara herido en tu propiedad o tuvieras un accidente. Trabaja con tu agente de seguros para encontrar el término medio entre precio y cobertura.
- Seguro de vida. Hay varias razones por las que una persona soltera de treinta años puede querer un seguro de vida. Valora los pros y contras.
- Póliza general. Si te preocupan las demandas o cualquier cosa que pueda causar daños financieros graves por encima de un millón de dólares, considera una póliza general para mejorar tu cobertura actual.
- Invalidez. El seguro de incapacidad laboral asegura tu capacidad para obtener ingresos. Si algo te impidiera trabajar, una póliza de este tipo pagaría una parte de tus ingresos y te permitiría seguir pagando tus facturas. Muchas grandes empresas lo ofrecen como parte de sus paquetes de prestaciones, pero si la tuya no lo hace, puede valer la pena considerarlo.
Crear un plan patrimonial
Quizá pienses que a los treinta años es demasiado pronto para empezar a hablar de la muerte. La realidad es que la planificación de la herencia es algo más que asegurarse de que el proceso se desarrolle sin problemas cuando fallezcas. Se trata de asegurarse de que se cumplan tus deseos en caso de incapacidad o fallecimiento. Supongamos que estás separado de tus padres y sufres un accidente horrible. No tienes instrucciones médicas ni poder notarial y acaba en coma. En ese caso, lo más probable es que sean tus padres o el sistema judicial quienes decidan tu destino. Con un plan establecido, se cumplirían tus deseos personales.
Conclusión
A los treinta años, es fundamental empezar a tomar medidas para lograr la seguridad financiera. Comprender tus objetivos, contar con socios responsables, desarrollar una relación sana con la deuda, mantener la cantidad adecuada de reservas en efectivo, invertir, aprovechar las ventajas fiscales, encontrar el seguro adecuado y crear un plan de sucesión pueden contribuir a tu futuro financiero.