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Daniel Lockney (NASA): «El gran cambio para la humanidad será mirar a la luna y decir: ‘Tony está allí'»

El director de la Oficina de Transferencia de Tecnología de la NASA, Daniel Lockney, ha hablado con Forbes sobre las tendencias que más interesan a la agencia.

Daniel Lockney, director de la Oficina de Transferencia de Tecnología de la NASA. (Foto: Smart Business: Innovación & Valores)

En plena explosión de la nueva economía del espacio, de la que surgirá la primera colonia humana en la luna durante la próxima década, salvo que condicionantes políticos lo impidan, el director de la Oficina de Transferencia de Tecnología de la NASA, Daniel Lockney, repasa las tendencias que más interesan a la agencia. Toda una guía para innovadores que incluye desde sensores a comunicaciones láser, nuevos sistemas de propulsión o lo que llama tecnologías de asistencia. Acude al evento ‘Smart Business: Innovación & Valores’ de Valencia, tres días sin reuniones institucionales en la agenda, un cometa para nuestras Administraciones.

PREGUNTA (P). Podría hacerse una analogía del momento actual con la conquista de América. La cantidad de innovación que va a movilizar la luna supondrá un salto tecnológico histórico.

Por un lado, estoy absolutamente lleno de emoción pensando en una colonia en la luna que va a Marte, ha habido personas viviendo durante más de una década en la Estación Espacial Internacional, la colaboración multinacional de países unidos en un objetivo común de exploración. Y, por otro, ves la entrada de capital privado, el club de chicos multimillonarios, a Jeff Bezos y Blue Origin y a SpaceX, están surgiendo otras compañías como Astrobotic y también una oleada de pequeñas empresas que están proporcionando, si no un cohete completo, un componente individual, un sistema de navegación o algún sensor o material nuevo.

P. Una empresa española, Reinforce3D, acaba de ganar un premio 3D Pioneers Challenge por un componente para satélites.

Exacto. Por otro lado, a la pregunta de si estoy entusiasmado con el futuro mi respuesta es que no sé si este es un momento singular en la historia de la humanidad. La exploración es inherentemente humana desde el principio, desde que al ver la primera colina alguien dijo: “qué hay al otro lado”, y fue y la escaló. Esto es, por un lado, emocionante, vibrante y sorprendente y, por otro lado, es parte de lo que somos, está en nuestro ADN, lo vamos a hacer.

P. Se habla de la nueva economía del espacio, de lo que significará conectar la luna a internet con banda ancha. ¿Cuál es la visión de la NASA al respecto?

Estamos trabajando en muchos frentes y está sucediendo todo a la vez. A estas alturas ya podemos decir que es una nueva economía porque dependemos del espacio todos los días. Estamos usando el satélite en estos momentos, todos estamos conectados y el GPS es el mejor ejemplo. La agricultura robótica, con satélites que observan el rendimiento de los cultivos, implica que todo lo que comemos tiene una parte del espacio. En la nueva frontera, con esta emergente industria espacial comercial, el capital privado es lo nuevo. La gente está invirtiendo su propio dinero en algo que solían hacer solo los gobiernos de Estados Unidos y Rusia. Son personas que tienen suficiente dinero para pagar eso sin un retorno inmediato. Son futuristas, eso es emocionante.

P. ¿Qué esperan conseguir?

Depende de a quién miremos, algunos de ellos buscan el legado, por ese tipo de rasgo inherentemente humano de exploración, algunos de estos multimillonarios quieren querer dejar su huella en el mundo. Durante gran parte de la Guerra Fría Estados Unidos y Rusia lo intentaron, pero no trajeron nada, como si el premio fuera la prueba de que se puede hacer, el prestigio de superar el reto técnico. Veo a algunos de multimillonarios intentando establecer ese mismo prestigio para su propia marca y ese esfuerzo incorpora a más personas a la ciencia espacial, la democratiza y amplía el acceso.

P. Cuando la gente ve este tipo de invasión del espacio, es normal que se alarme por el riesgo de que acabe convertida en una carrera por la explotación comercial.

Los estudiantes universitarios están construyendo pequeñas naves espaciales de 10×10 centímetros. Eso era algo inaudito hace años y se está volviendo cada vez más accesible. Ver a la NASA hacer estas increíbles misiones, a la ESA aterrizar en un asteroide o a SpaceX aterrizar un cohete directamente en una barcaza es muy impresionante. Hay toda una generación que quiere hacer eso ahora, no hemos vivido algo así desde la era Apolo. También existe ese tipo de poder blando. La Unión Europea regula y luego intenta innovar, así construyes y diseñas con restricciones. Mientras que en EEUU tiende a existir este modelo de “veamos hasta dónde podríamos llevarlo hasta que tengamos que comenzar a ponerle una tapa y ver si podemos contenerlo”. Pienso en cosas que aún no existen como la minería de la luna y hay tratados, como los Acuerdos de Artemisa, para ir allí, construir una colonia y trabajar junto con un grupo de diferentes naciones. Está el derecho internacional del espacio. Es decir, no es el Salvaje Oeste. Empiezan a surgir preguntas sobre las leyes de propiedad intelectual en el espacio. Si fabricas algo en la luna, ¿en qué país se fabricó? Y pienso para mis adentros: lo resolveremos.

P. Javier Ventura Traveset, director del proyecto Moonlight de la ESA, me decía que habrá personas viviendo en la luna la próxima década. ¿Coincide en ello la NASA?

La respuesta difícil es sí, cierto. A veces se ejerce demasiada presión sobre estos plazos y realmente es más una cuestión de voluntad política. Hay un pensamiento general de que tenemos suficientes problemas en la Tierra para gastar tanto dinero en el espacio. Pero la realidad es que en el presupuesto federal de EEUU es menos de la mitad del 1%. Mi papel particular es tomar los nuevos inventos que se aplican en las misiones de la NASA y ponerlos en manos del público para crear nuevos productos y servicios. Eso es valioso porque mejoramos la calidad de vida, salvando vidas, generando ingresos y creando empleos. Pero también es importante que la NASA sea capaz de señalar y decir: sí, lo hicimos con el propósito de explorar porque es inherentemente humano y es lo correcto y a todo el mundo le encanta, pero ¿sabías que también obtuvimos estas cosas geniales como resultado de ello? ¿Sabías que la cámara de tu teléfono fue el resultado de la investigación en óptica para misiones satelitales de la NASA?

P. ¿Cómo está influyendo la inestabilidad geopolítica y la carrera tecnológica en defensa en el diseño de las prioridades de innovación de la NASA?

La NASA es una organización civil.

P. El proyecto arquitectónico de la Luna se hace conjuntamente con DARPA (la agencia de proyectos de innovación del Departamento de Defensa).

Trabajamos con otras agencias federales y con otros países para proyectos. Es una pregunta complicada. Hay ciertas tecnologías restringidas para compartir y somos muy cuidadosos y reservados, hay ciertos artículos que tienen el potencial de ser utilizados como armamento. Cuando construimos un cohete con el propósito de llevar un instrumento científico al espacio, ese cohete podría ser mal aplicado, o algunos de sus componentes. Uno de los grandes secretos a los que nos aferramos, por ejemplo, son los sistemas de guiado y navegación: podríamos tomar el cohete y llevarlo exactamente a donde queremos ir. No queremos que todos los demás sepan cómo hacerlo, porque no todo el mundo va a poner una carga científica en él. Todo lo demás lo compartimos libremente, intentamos que otras personas puedan encontrar formas de usarlo. Pero sí, hay una línea firme, muy clara y uniforme. Incluso con nuestros socios. En la Estación Espacial Internacional existe esa mentalidad de caja negra en torno al intercambio de tecnología como, a pesar de que están allí compartiendo comidas juntos y flotando.

P. Una de las áreas de desarrollo que interesan a defensa y pueden ser claves para la exploración espacial son las comunicaciones láser.

Realmente podrían cambiar la comunicación. Es un área en la que la NASA está invirtiendo de forma potente por su potencial transformador. Hay un par de casos similares, como la energía, tanto la generación como el almacenamiento, todo el mundo necesita cosas electrificadas y hay que asegurarlo con baterías que permitan disponer de ellas cuando se necesite. Menos innovador en un sentido general, pero una de las áreas en las que todavía vemos mucho movimiento son los sensores. Todo tiene un sensor.

P. En los años 2000 años la NASA ayudó a crecer a empresas como SpaceX y Orbital, y ya hemos visto en qué se ha convertido especialmente la primera. ¿a qué tipo de empresas está ayudando ahora para que exploten durante la próxima década?

Mi pasión se dirige a todos. Con los contratistas principales con los que estamos familiarizados, como Lockheed y Boeing, trabajamos para que generen motores aeroespaciales. Financian y pagan cientos de miles de puestos de trabajo y construyen las naves espaciales, las grandes misiones insignia, como el telescopio espacial James Webb, construido por un contratista. Luego están las pequeñas y medianas empresas que tratamos de fomentar a través de la protección de la propiedad intelectual: si trabajan con nosotros, pueden mantener la propiedad intelectual que desarrollen, esa es realmente, a través de múltiples industrias, la columna vertebral económica del país. Mi pasión, sin embargo, son las startups.

P. ¿De qué sectores?

Suelo cambiar. Hicimos dos iniciativas con startups diferentes de las que me sentí particularmente orgulloso. Una sobre tecnología verde y la otra sobre tecnologías de asistencia, innovaciones que pueden ayudar a las personas que han perdido la vista o la audición o su movilidad, como lectores, todo tipo de prótesis, robótica y sistemas mecanizados. No veo a nadie más invirtiendo en ello en estos momentos. El agua limpia es otro ámbito, reciclamos agua en una variedad de aplicaciones diferentes, y debemos hacerlo con bajo uso de energía y a baja potencia. En la Estación Espacial Internacional, recogemos todas las aguas residuales y las procesamos durante un minuto, las

P. Es curioso, en los últimos años, más del 50% de la inversión del sector privado en la nueva economía del espacio se ha dirigido a la fase de lanzamiento, pero usted no lo menciona. ¿A qué tipo de actividad se dedicará el próximo SpaceX?

No conozco empresas específicas que sepan qué va a ser lo siguiente. Y hablamos de SpaceX como si fuera una startup, y no lo es. Ahora es una gran compañía, pero las áreas que se están desarrollando en torno a su actividad sí lo son. Obviamente, los satélites, que son sensores para todo. La gente hace sus propias pruebas de motor, eso solía ser algo que era inherentemente gubernamental, y ahora compran tiempo en el banco de pruebas del gobierno. Del mismo modo, cada vez más empresas y más municipios, van a empezar a invertir en servicios de lanzamiento: “ven a Ecuador, puedes lanzar tu cohete desde aquí”.

P. ¿Quizás sistemas alternativos de propulsión?

Cualquier innovación puede ser. Propulsión eléctrica solar tal vez. Lo estamos consiguiendo, es real, sirve para la propulsión en el espacio, no necesariamente para levantar un cohete con ella. Y otra área de innovación son los efectos de la radiación. Es realmente desagradable. Se come lo que sea, causa estragos. Por lo tanto, el blindaje contra la radiación en general. Tenemos que encontrar formas ligeras de proteger la nave espacial de la radiación y también a las personas.

P. China tiene un plan para superar a Estados Unidos en el ámbito aeroespacial en 2050, ¿en qué punto se encuentra la carrera entre ambos países?

No sé si es una carrera. Hay una ley específica que prohíbe que la NASA y China trabajen juntas. Soy el tipo equivocado a quien preguntar sobre ello por dos razones: la primera es que no debería hablar de eso. La segunda es que soy agnóstico en cuanto a la misión. Mi trabajo es tomar los nuevos inventos que crea la NASA y llevarlos al público. Vendrá una nueva administración, un nuevo presidente, y dirá lo que vamos a hacer. Vamos a Marte, bien, vamos a un asteroide, bien, ahora iremos a la luna, de acuerdo. Siempre y cuando la NASA tenga dirección, independientemente de hacia dónde vayamos, a la gente inteligente le daremos problemas difíciles y obtendremos una gran tecnología de ello.

P. Todo el mundo está esperando el momento en que SpaceX lance su Starship, ¿ese cohete capaz de transportar 150 toneladas de carga será el gran transformador del paradigma?

No. Honestamente, creo que va a suceder cuando haya alguien en la luna. Todo lo demás supone un logro técnico fenomenal, pero es un poco como una actualización del iPhone. Es la próxima gran cosa, pero sigue siendo un móvil. Creo que va a haber un cambio psicológico global, un cambio en la forma de pensar de la humanidad, cuando levantamos la vista y digamos: “Tony está ahí arriba”. Eso es lo que va a hacer que todo lo demás sea genial. Como el telescopio espacial James Webb, el instrumento científico más increíble jamás creado que, de alguna manera, está fotografiando el comienzo del universo.

P. Un programa de televisión desde la luna sería genial.

Sí, correcto. Es una cosa que SpaceX hace mejor que la NASA, nosotros tenemos que mejorar, ponen cámaras realmente buenas, y montan un espectáculo como si vieras el lanzamiento de SpaceX y como si tuviéramos esta cámara granulada que mira fijamente a la nave espacial.

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