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Wall Street recupera los salarios precrisis

La normalidad vuelve a la calle neoyorquina de los sueños después de la pesadilla del colapso del banco de inversión Lehman Brothers hace diez años. Los salarios de los operadores de Wall Street se incrementaron el año pasado un 13% hasta una media de 422.500 dólares (368.000 euros), incluyendo los bonus. Se trata de una cifra que supera en 5,5 veces el salario medio que se paga en el resto del sector privado de la ciudad de los rascacielos, y del mayor aumento desde 2008, la fatídica fecha que la historiografía económica marca como el comienzo de la crisis financiera, aunque sus primeras manifestaciones dieran comienzo un año antes.

El incremento de los salarios en la mayor plaza financiera del mundo se explica por el buen desempeño que arrojó el sector de la intermediación bursátil el año pasado, cuando sus beneficios brutos crecieron un 42% hasta los 24.500 millones de dólares (21.200 millones de euros). Este buen ritmo de crecimiento se ha prolongado durante el primer semestre de este año, con un 11% más que en el mismo periodo del ejercicio precedente. En 2016 los beneficios antes de impuestos subieron un 21% gracias a un descenso de los costes, mientras que los del año pasado lo fueron por un aumento de los ingresos.

Los datos, elaborados por el Office of the New York State Comptroller (oficina que fiscaliza las cuentas del estado de Nueva York) confirman que la industria de compra-venta de valores y de gestión de patrimonios de Nueva York, sede de algunos de los mercados de valores y de firmas de inversión más importantes del mundo, ha dejado atrás la grave crisis financiera y está en la senda de una recuperación sostenida de los beneficios. “Wall Street ha ganado dinero en cada uno de los años transcurridos desde el final de la recesión en 2009 y las remuneraciones alcanzaron su punto más alto desde la crisis financiera”, afirma el responsable de la oficina Thomas P. DiNapoli.

Más personal

La buena marcha del negocio financiero está impulsando la contratación de nuevos empleados, así como el aumento de los bonus, o gratificaciones extraordinarias, normalmente ligadas a objetivos, y que el año pasado subieron un 17% superando los 184.000 dólares (159.000 euros) de media por persona.

En Wall Street trabajaban a finales del pasado año alrededor de 177.000 personas, casi 11.000 más que en 2009, y para el año en curso se esperan 1.700 empleos nuevos. Sin embargo, y pese a la recuperación del negocio de intermediación bursátil, en gran medida gracias a la revalorización de los índices bursátiles, la plantilla del sector se ha reducido en un 6% desde la crisis. Curiosamente, la ciudad de Nueva York está perdiendo peso dentro del conjunto de la industria a nivel federal, aunque sigue siendo de lejos la principal plaza financiera del país. Si en 1990 el personal que trabajaba en Wall Street representaba el 33% de todo el sector, en 2017 era del 19%. Según la OSC, esta caída “refleja un cambio a favor de regiones con menores costes por intermediar en los mercados, la expansión económica de otras ciudades y la diversificación emprendida [en el sector] a raíz de los ataques al World Trade Center”.

Las nuevas prácticas

El sector financiero estadounidense, y también el de otros países, ha cambiado las prácticas que regían antes de la crisis financiera la remuneración de los profesionales por fomentar conductas perversas que incentivaban la toma excesiva de riesgos de los operadores o la generación de beneficios a corto plazo sin valorar su riesgo implícito en el largo plazo. Desde entonces, un nuevo marco regulatorio ha limitado estos incentivos al riesgo de manera que, por ejemplo, los sueldos base ahora son más altos, los bonus más cuantiosos se difieren a lo largo de varios ejercicios para calibrar la exposición al riesgo, e incluso se permite algo tan insólito como que el operador disfrute del bonus aun cuando no alcance los objetivos encomendados.

Las perspectivas para el cierre del actual ejercicio son abiertamente optimistas (si bien son anteriores a la fuerte corrección bursátil que sufrió el mercado neoyorquino el mes pasado). Los datos al primer semestre revelan un aumento de los beneficios brutos del sector de casi 14.000 millones de dólares (12.100 millones de euros), una subida interanual del 11%, la mayor desde 2010, gracias también a un mayor aumento de los ingresos.

Algunas estimaciones apuntan que se esperan bonus más altos en banca de inversión, intermediación bursátil y en gestión de patrimonios. No obstante, en un horizonte temporal más largo, existe inquietud ante una eventual desaceleración económica que, obviamente, dañaría la rentabilidad de los activos; las tensiones comerciales originadas por el proteccionismo de la Casa Blanca, así como el fuerte aumento del déficit presupuestario y el preocupante nivel de deuda global.

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