En Diario de Ibiza se da una circunstancia poco habitual. Tanto la subdirección como la dirección están ocupadas por mujeres. Sin embargo, su posición no siempre ha sido sinónimo de respeto. “Me he encontrado con situaciones impensables para un director hombre, como que un empresario se dirija a mí como “la niña”. En general, la autoridad masculina se acepta mejor que la femenina, tanto entre hombres como entre mujeres. A veces me han tratado con condescendencia o paternalismo por ser mujer. A veces ni siquiera nos damos cuenta, porque normalizamos situaciones que nos deberían encender las alarmas”, dice.
Para Martín, el periodismo debe denunciar la desigualdad de la mujer en la sociedad, analizar sus causas, recurrir a expertos para que sus reflexiones nos ayuden a entender y a concienciarnos sobre el problema, dar voz a las mujeres que sufren esas desigualdades y hacerlas visibles. También articular el debate y dar prioridad a los temas que tienen que ver con la discriminación de la mujer, porque los problemas sobre los que no se habla, no existen. “Los medios tenemos que ser conscientes de la imagen de la mujer que difundimos, pues puede contribuir a consolidar estereotipos y prejuicios o, por el contrario, a acabar con ellos”.
Para proyectar esas ideas hay que empezar por barrer en casa. “La falta de mujeres en los lugares de toma de decisión es un grave lastre, porque falta su mirada y su perspectiva. En los medios, la mirada de los que deciden es fundamental, ya que marca a qué temas dedicas los escasos recursos que tienes y cómo se tratan. No es que exista una forma femenina de hacer las cosas o de mandar, porque la sensibilidad no entiende de género, y lamentablemente tampoco la misoginia, que está igual de extendida entre las mujeres que entre los hombres”.
No obstante, la reivindicación feminista ha entrado en la agenda de los medios. “Se está hablando de cuestiones que teníamos normalizadas, como los micromachismos, que hemos sufrido y sufrimos todas pero que hasta ahora no eran tema de análisis serio. Sí hay muchas más periodistas más sensibilizadas y comprometidas, lo que es fundamental, porque su mirada sobre lo que las rodea va a determinar las informaciones que escriban”. Otra cuestión es si esa mayor concienciación se va a traducir en cambios sociales, lo que es difícil, indica Martín, pues implica romper inercias y estructuras muy firmes que se asientan en una arraigada tradición patriarcal. “No obstante, confío en que la generación de mi hija adolescente viva en una sociedad en la que las mujeres tengamos las mismas oportunidades que los hombres, y que el hecho de ser mujer no sea un lastre”.
Diario de Ibiza ha eliminado los anuncios de prostitución, y aplica unas pautas a la hora de tratar las noticias sobre violencia machista basadas en guías elaboradas por expertos. “Por ejemplo, no las colocamos junto a los sucesos, publicamos el número del teléfono de ayuda a las víctimas (016) y evitamos todo tipo de amarillismo en los titulares y en el tratamiento de las informaciones. También he aumentado el número de artículos de opinión firmados por mujeres. Procuramos que haya una presencia equilibrada de hombres y mujeres en las informaciones. Y son temas prioritarios la denuncia de la violencia de género y de la desigualdad, en todas sus manifestaciones”.
En este periódico también acusan la actual falta de credibilidad y el desprestigio de los medios. “Debemos rebatir la idea de que cada ciudadano puede ser un periodista por el mero hecho de que hace fotos o vídeos con su teléfono móvil y las cuelga en una red social; eso no es periodismo. Debemos reivindicar nuestro papel como informadores fiables, rigurosos, honestos y veraces, y tenemos que mantener nuestra independencia de los diversos poderes (políticos, económicos y sociales) para proteger precisamente nuestra credibilidad”.
Cristina Martín no duda de que el futuro de los periódicos es Internet, y de que el porvenir pasa por el pago por los contenidos. “Los ingresos procedentes de los suscriptores serán más altos que los de la publicidad, y los diarios debemos dirigirnos a ese modelo, que ya está funcionando en el mundo anglosajón. El problema es que en España no estamos acostumbrados a pagar por contenidos de Internet, pero hace pocos años nadie habría imaginado que pagaríamos por ver la televisión, y el éxito de los canales de pago es incuestionable. Habrá que acostumbrar a los lectores a que, si no pagan, no podrán acceder a todos los contenidos de un diario”. Pero no maten al papel todavía. “Las ediciones impresas aún tienen un largo recorrido, porque proporcionan el grueso de los ingresos y siguen siendo los pilares necesarios para acometer las inversiones a las que obligan las nuevas tecnologías. No sé.