1. La rutina, el mejor aliado: lo mejor es diseñar el tiempo que dedicarás a cada proyecto. De esta forma, no tendrás que trabajar fuera de los horarios establecidos. Crea un calendario flexible y adáptate a él. Te ayudará a organizarte mejor y ajustarte a los tiempos.
2. Crea una lista de tareas: así mismo, especifica cuáles son las cosas que tienes que hacer cada día y haz hincapié en aquellas que sean más importantes para el crecimiento de tu negocio. Es la mejor forma para que no se te pasen cosas por alto y sea más eficaz el trabajo.
3. Ten claros tus objetivos: saber qué es lo que quieres conseguir y cómo lo vas a llevar a cabo es esencial para que tu trabajo vaya cogiendo forma. De esta forma irás a lo directo y no habrá obstáculos que se interpongan en tu idea.
4. Rodéate de gente buena: invierte dinero en contratar a profesionales que sepan realizar un trabajo determinado que tú no llegas a controlar. Juega con los puntos fuertes de tus empleados y sácales el máximo partido. Será más fácil que un experto en el tema haga un trabajo especializado.
5. Marca tus tiempos: las metas siempre tienen que ir guiadas por una fecha límite. Es una forma de ponerte las pilas e intentar obtener tus fines en un periodo determinado. Te dará ventaja para tomarte tu tiempo y administrar el trabajo diario.
6. Libérate de las distracciones: deja las cosas de ocio y los temas personales para cuando llegues a casa. Tu tiempo de trabajo debe de estar libre de otro tipo de preocupaciones. Así, tu horario laboral será más efectivo y tu horario personal será más relajante y agradable.
7. Correos electrónicos directos: se puede decir lo mismo en un email con menos palabras. Es decir, no pierdas tu tiempo ni el del destinatario escribiendo párrafos largos donde se pierda la idea principal. Sé educado y ve a lo directo. Tanto tus clientes como tus manos, lo agradecerán.