A esta hora, las calles están tranquilas y el día es potencialmente puro. Cuando casi todos los demás todavía están dormidos, puedes sentir que el mundo es tuyo. Sentarse en esta hora tranquila, o caminar, o tomarte una taza de café. No consultes el teléfono. No enciendas ningúna pantalla ni sintonices ningún aparato eléctrico. Deja que tu cuerpo se despierte poco a poco. Toma esa hora como tuya y adecúala a tu gusto. Deja que tu cerebro piense libremente y prepárate para recargar la batería y coger con ganas el día.
Hacer esto durante una semana te dará la fuerza que te quita todo un día de trabajo duro. Después de una semana, querrás irte a dormir más temprano y dormirás mejor.
Nuestros horarios son fijos, completos y frenéticos. Pero allí, en el crepúsculo, se produce una pausa en la carrera. Si aprendes a apreciarlo, puede restablecer tu reloj, tu ritmo y tus planes. Recuperar y ordenar los pensamientos. Esa hora es todo lo que necesitas para hacer de las otras 23 horas algo productivo.