La compañía estadounidense de ‘coworking’ WeWork está alcanzando un impresionante protagonismo en el mercado inmobiliario, con una cartera de 14 millones de metros cuadros en inmuebles por los que paga en rentas de alquiler unos 18.000 millones de dólares (15.300 millones de euros). El patrimonio inmobiliario de esta joven empresa neoyorquina equivale a la totalidad del espacio de oficinas y ‘retail’ del complejo londinense Canary Wharf.
Para seguir financiando su espectacular expansión, WeWork está tanteando el mercado de bonos con el fin de conseguir 500 millones de dólares (426 millones de euros). Hace cuatro años tenía 7.000 clientes en su red de espacios y ahora 220.000, con acceso a 251.000 despachos de 234 localizaciones repartidas entre dos docenas de países, según los datos publicados por la agencia internacional Bloomberg.
Detrás de su expansión parece encontrarse el incremento del número de empresas entre su clientela, pero no solo de ‘startups’, sino de primer nivel también, como el banco británico HSBC, o las estadounidenses General Motors o Microsoft Corp., lo que ha ayudado a que se disparen sus niveles de ocupación. Sin embargo, en la cuenta de resultados de WeWork están pesando como una losa sus costes, entre los que destaca la factura por alquileres, pero también su política comercial de descuentos para atraer nuevos clientes a su comunidad.
El año pasado, WeWork tuvo unas pérdidas netas totales de 934 millones de dólares (795 millones de euros).