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¿Son los hombres más proclives a asumir riesgos que las mujeres?

La presencia de la mujer en el mundo financiero ha sido un proceso lento que ha alcanzado grandes avances en los últimos tiempos, aun en reductos como el de la gestión de carteras, con una arraigada cultura rica en testosterona. Como en tantos campos profesionales que, además del financiero, se le han ido abriendo a la mujer, su capacidad y contribución intelectual a las tareas más complejas ha quedado sobradamente demostrada.

En los tiempos que corren, prometedores pero vulnerables desde el punto de vista económico, con una volatilidad que refleja que los riesgos no han desaparecido, sino que se transforman, están emergiendo nuevas perspectivas que reivindican las cualidades de la mujer para la gestión de riesgos por estar aparentemente más inspiradas en la prudencia y el largo plazo, que en la proclividad al riesgo y al medio plazo que se atribuyen a su congénere masculino. “Yo no creo que la forma de pensar de una mujer sea más prudente que la forma de pensar de un hombre. Simplemente es diferente. El riesgo no lo define el sexo sino la convicción en las decisiones que tomas. Hay mujeres con fuertes convicciones y hombres con fuertes convicciones también. Mujeres con tracking-error muy alto y hombres con tracking-error muy bajo”, afirma a Forbes Lola Solana, gestora del fondo Santander Small Caps España y Europa de Santander AM.

“Yo no estoy de acuerdo con que la mujer tenga un rol más prudente, generalmente, que el hombre. Depende del hombre y de qué mujer. Yo llevo 28 años hablando con profesionales de la inversión y me hubiera gustado ver a unos cuantos hombres menos prudentes más a menudo”, afirma a Forbes Amparo Ruiz, country head de España y LATAM de la firma belga Degroof Petercam AM.

Más riesgo y menos plazo

Un estudio de la firma de asesoramiento financiero AFS Finance Advisors EAFI sobre las diferencias del patrón inversor según el género, define las diferencias de estrategia y de perspectiva temporal que siguen unos y otras en sus inversiones. “El inversor varón se centra en inversiones concretas, con un objetivo de corto plazo para alcanzar su rentabilidad esperada, y mantiene cierto apego a las inversiones, que le impide vender en pérdidas. Parece mostrar un perfil más tendente a asumir riesgo, y a enfocarse en la generación de recursos”.

“La mujer tiene un rol más prudente porque las inversiones de riesgo las realiza con criterios de prudencia. Dicho esto, hay mujeres que han sido formadas o han aprendido con una metodología o modo de comportamiento masculino y pueden tender a masculinizarse en su forma de actuar y ejercer su profesión. Antiguamente podíamos ver mujeres en puestos directivos con comportamientos que cumplían más con el estereotipo masculino que con el femenino. Sin embargo, en los últimos años estoy viendo un mayor número de mujeres seguras de sí mismas y de su femineidad, haciendo valer su perspectiva femenina con la misma profesionalidad y seguridad que puede aportar la perspectiva de un hombre”, declara a Forbes Ana Fernández Sánchez de la Morena, socia directora de AFS Finance Advisors y coautora del estudio.

Según científicos especializados en conducta financiera del grupo británico Barclays, son numerosos los estudios que vinculan biológicamente la asunción de riesgos a la testosterona. “A la testosterona se la conoce como el ‘efecto del ganador’, que explica que cuando dos hombres compiten sus niveles de testosterona se elevan, aumentando su masa muscular y la capacidad de oxígeno de la sangre. Esto también aumentaría su apetito al riesgo”, añade el estudio de AFS Finance Advisors EAFI. Niveles altos de testosterona pueden conducir a conductas impulsivas y arriesgadas.

“Lo que es indiscutible es que el cerebro masculino es diferente del cerebro femenino. Y lo que es indiscutible también es que en el mercado de renta variable se gana dinero pensando de forma diferente a la mayoría. Por lo tanto, y sabiendo que el mercado de renta variable está dominado por cerebros masculinos, hoy por hoy el cerebro femenino aporta alpha a las inversiones”, añade Lola Solana.

A diferencia de la testosterona, la hormona femenina, la oxitocina, actúa en gran medida como responsable de la estabilidad emocional femenina pero de forma calmada y explicaría, según el estudio de AFS Finance, que en plena crisis financiera a las mujeres inversoras les fuera mucho mejor que a sus homólogos masculinos. “En mi opinión, la presencia femenina enriquece los equipos“, sostiene Ana Fernández. Para evitar situaciones de volatilidad y de aumento de riesgo en los mercados financieros algunos especialistas proponen un mayor equilibrio de género en las salas de trading, o en su defecto, administrando oxitocina a los hombres. “[…] lo mejor es combinar los dos cerebros en las decisiones de inversión para optimizar los resultados. Si hiciéramos una frontera eficiente teniendo en cuenta rentabilidad-riesgo veríamos que los mejores resultados se obtienen en entidades donde al menos un 40% son mujeres”, sostiene Lola Solana.

Quizá en un futuro no muy lejano se encuentre una solución –¿un algoritmo?– que combine ambos roles.