El autor va más allá del los algoritmos (Google), la demanda de recursos (Uber) y las bases de datos de consumo colaborativo (Airbnb). Es todo lo anterior y mucho más. Un programa informático inteligente es el núcleo de todos los negocios de la plataforma, pero el libro sostiene que el monstruo real no es el código, se trata de los procesos de red que están impactando en la competencia tradicional de compra-venta.
Uber y Airbnb se están expandiendo en universos ilimitados, uniéndose cada vez a más productores y clientes. Google conecta un suministro infinito de personas en busca de respuestas a un suministro casi infinito de anunciantes deseosos de vender esas necesidades. Las plataformas ganan, no solo facilitando nuevas interacciones, sino también agregando y analizando los datos de todo. Es un tsunami de aprendizaje organizacional monetizado y coordinado a través de las redes sociales.
El libro también ofrece asesoramiento para cómo llegar a la transformación. Choudary marca varios puntos de vista centrales en esta “revolución”.
Mirar hacia atrás. La ‘plataforma’ no es una idea nueva, pero los modelos de negocio son más grandes, más virtuales, más dinámicos y más inteligentes que las plataformas del pasado. No solo puedes convertirte en un proveedor de Airbnb, sino también utilizar el servicio por ti mismo cuando viajas. También está el concepto de “comunidad”. El ecosistema ahora es algo más grande. En Twitter, por ejemplo, el mercado está compuesto por tweets, lectores y anunciantes.
Pero las plataformas también tienen códigos y culturas que, en última instancia, dan forma a lo que se convierte en una comunidad. Los códigos son reglas de conducta que los mediadores hacen cumplir para operar en el mercado. La cultura es más emergente. Surge de los valores y de la práctica. Es más difícil de controlar. “Cuando una empresa es más individualizada y variada, por ejemplo los apartamentos en Airbnb, la estrategia exige una mayor atención a la cultura a través de los mercados y de los ecosistemas “.
Mirar al futuro. Las marcas serán más importantes, porque la diferenciación se moverá más allá de crear conexiones de mercado eficientes, hacia la experiencia global de extremo a extremo. La lucha, entonces, se centrará en el control de la demanda.
Nuevas formas. Las plataformas requieren un tipo diferente de liderazgo en sintonía con las culturas y la gobernabilidad de los ecosistemas que están dado forma. Los líderes tienen que aprender a no pensar en las personas como números en un análisis de mercado tradicional. “La siguiente fase de esta revolución levantará un nuevo conjunto de problemas de liderazgo”, concluye Choudary.