Andrés Rodríguez, editor de Spainmedia, ha dado la bienvenida a los invitados al Forbes Summit Healthcare, una reunión que pone en valor uno de los grandes desafíos de España como país: la sanidad. Motivo que nos lleva a organizar este primer Summit donde las revistas dejan de estar sólo en quioscos y redacciones para ir a la calle, el lugar que les corresponde y al que como sociedad pertenecen.
Esa es la misma idea que ha recogido José Javier Castrodeza, Secretario general de Consumo y Sanidad, el cual ha reivindicado la buena salud del sistema sanitario español, situado entre los más punteros del mundo, cuyo reto a futuro es mantener una autonomía e independencia del ciudadano en un escenario de envejecimiento.
“Promoción, prevención y predicción son las tres palabras que marcarán nuestro devenir”, incide Castrodeza. Esa doble vía que nos debe llevar a aumentar el bienestar del paciente haciendo a la vez más sostenible el sistema sanitario.
Para ello gana también fuerza el sector de las tecnologías de la información y el Big Data, que correctamente aplicado, nos permitirá conocer mejor y más exhaustivamente las patologías de cada paciente, permitiendo aplicar una medicina de precisión en función de cada persona.
Dos caminos nos deben llevar a ello, el primero, el de los medicamentos y el buen hacer de la industria farmacéutica, la cual correctamente regulada es uno de los referentes del sector sanitario nacional, así como la de los sistemas sanitarios, responsables de que el conocimiento sobre el paciente sea siempre mayor.
Ese colofón del Secretario general de Consumo y Sanidad sirve como puente tendido hacia nuestra primera mesa redonda, la de la creación de valor en atención sanitaria, moderada por Jorge Bagán, socio responsable de Sanidad en Deloitte. Junto a él estuvieron Manuel Vilches, director de IDIS, Pedro Rico, director general de operaciones de Quirónsalud Hospitales y Jesús Bonilla, director general de Sanitas Hospitales, poniendo el foco sobre el valor.
Para Manuel Vilches el valor es el producto de la ecuación resultados y coste, lo cual nos lleva a pensar que habrá que modificar estos para el futuro sanitario español, relacionado con las nuevas tecnologías y el envejecimiento, por lo que habrá que asumir más recursos para mantener el nivel. Esto, en palabras de Manuel Vilches, implica que se mejore la medición de los resultados para optimizar ese valor.
En términos parecidos se expresó Pedro Rico, que incide en que es necesario analizar los resultados en productividad que signifique un incremento de salud para los pacientes, consiguiendo el mayor beneficio sanitario con el coste más aceptable posible. Un concepto que implica también el de la medicina inútil, que es aquella en la que no se aporta valor al paciente. Para Jesús Bonilla también es importante que se ponga el foco en la escucha del paciente, el cual ofrece el mejor feedback posible para médicos y gestores.
Para llegar a este formato es necesaria una transformación, según la cual, Manuel Vilches creer que se debe priorizar en un modelo de resultados y no por unidades de producción, para lo cual hay que acabar con la barrera opaca de no mostrar resultados, algo que a la larga beneficiará tanto a médicos como pacientes.
También la forma de financiación influye, indica Rico, que pone énfasis en que lo público basa sus ingresos en los recursos que consume cuando debiera ser en sus outputs, es decir, los resultados de salud.
Por esta razón también se debe implicar más al paciente en el cambio, en opinión de Bonilla, que pone en relieve la figura del paciente, que debe ser soberano a la hora de elegir con la transparencia por bandera. Así como la adaptación de oferta y demanda a las solicitudes del paciente, lo cual debe ser trasladable al análisis de si es factible para todo el sistema sanitario o sólo de manera puntual.
Estos avatares son los que marcan el futuro de la sanidad privada. Algo que para Manuel Vilches implica directamente al papel preeminente que ésta ejerce en el país, la cual está avalada con datos de su eficiencia en cuanto a la mejora de la calidad de vida del paciente y que dependerá de la inversión privada para seguir fomentando este sistema suplementario. Más aún cuando tenemos en cuenta el envejecimiento de un país donde el 35% de los habitantes serán mayores de 65 años en 2050.
De cara a esa perspectiva también se muestra optimista Pedro Rico con la buena medicina, aquella que aporta valor, que a su juicio es una “medicina barata”. Es decir, inversión que general valor y que por tanto no es cara.
Ello nos conduce de manera directa al componente tecnológico, ese que implica los máximos avances posibles, no sólo en tratamientos, sino en diagnóstico. Para Pedro Rico esto incluye a los fármacos biológicos, más caros pero de más valor médico, como una alternativa futura. También de prospecciones habla Jesús Bonilla con la aparición de tecnologías disruptivas como el Big Data, el cual permitirá optimizar mejor los recursos y la aparición de Inteligencia Artificial, a la cual debemos perder el miedo.
El último punto, implicando al capital humano, nos entronca con una jubilación cercana de una generación de profesionales de alta cualificación. Para Manuel Vilches esto es un problema subsanable, ya que los jóvenes que hoy llegan al sector sanitario están muy preparados y tienen una gran capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías.
Optimista se muestra también Jesús Bonilla, poniendo en valor este filón de talento que ha crecido bajo el paraguas de las nuevas tecnologías, aprovechando las virtudes que éstas pueden ofrecer para seguir mejorando la atención al paciente.