Deja de decir que vives en un mundo negativo. Negar este hecho es el primer paso, porque si no serías uno más de ellos en un planeta oscuro y desconfiado -o así lo ven-.
Encuentra tus propias fuentes de positivismo, ya pueden ser libros, webs de autoayuda o libros con experiencias que te ayuden a crecer. No pares de crear.
Crea una lista de buenas cosas. También conocida como “la lista de la gratitud”, se basa en escribir todo lo positivo que nos rodea, absolutamente todo. Seguramente veas que eres más afortunado de lo que piensas.
Sé el cambio que quieres ver. Así las cosas, si todo el mundo dice que les rodea gente negativa, sé tu la positiva y hazles saber que otra forma de actitud es posible. Te sorprenderá lo rápido que puedes contagiar a la gente a tu alrededor.
Evita lo negativo. Parece obvio, pero nos rodeamos de gente negativa, programas de televisión agresivos y cotilleos o maldades que pueden hacer de tu personalidad una distinta y más cerrada. Aléjate de quien practique esto y verás cómo mejora tu actitud.
Busca la felicidad. ¿Cómo? descubre qué te llena y persíguelo. Puede ser un trabajo, un hobby o una persona. Existe un catalizador de energía positiva que te recarga, solo has de encontrarlo y asegurarlo para ti.
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