Es la primera vez que la firma hacía algo así, y menos con alguien que solo alcanza los 30 años. Anteriormente firmó un contrato de 7 años con la firma deportiva que le rentabilizó 90 millones de dólares, en 2010 obtuvo otros 30 millones anuales gracias a una renovación.
Su propia línea de calzado y unas ventas arrolladoras han hecho decidirse al gigante textil por esta arriesgada decisión. De hecho, razones no les faltan ya que las ventas de su zapato fueron las más altas entre jugadores activos, reportando 340 millones de dólares en un año.
Esto abre la veda de los contratos vitalicios, un ejercicio que no se ha llevado a cabo y que haría millonarios a personas que no tendrían por qué volver a dedicarse a su profesión en el momento de la firma. ¿Es justo o solo un movimiento de marketing por parte de Nike?
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