1. Ármate de paciencia
Así pues, el primer paso no es otro que escuchar. Escuchar de verdad. Si estás hablando todo el tiempo es porque no estás escuchando. Antes de iniciar una conversación importante recuérdate a ti mismo la importancia de dejar que el otro hable y dé su punto de vista. Resiste la tentación de interrumpir continuamente, y no pases el tiempo en que la otra persona se explica pensando en cómo le vas a rebatir. Siendo paciente y dando al mensaje que recibes el cien por cien de tu atención la persona con la que hablas notará que te importa lo que dice, y no sólo lo apreciará sino que también se mostrará más abierto a lo que tú tengas que decir.
2. Busca la forma más simple de explicar las cosas
Las conversaciones cara a cara suelen contener flujos de información tan grandes que muchas veces se pierden por el camino datos importantes. Asegúrate de repetir tantas veces como sea necesario los puntos más relevantes de tu discurso, aquellos que te interesa que tu interlocutor retenga. Y viceversa: asegúrate de que estás comprendiendo perfectamente el fondo de lo que la otra persona trata de comunicarte, y pide ejemplos y aclaraciones.
3. No pierdas el tiempo
Hay veces en que una conversación se torna un callejón sin salida. Cada uno de los interlocutores está tan enfrascado en su propio punto de vista que la discusión no avanza, y miras el reloj y ves cómo los minutos pasan sin llegar a un acuerdo, cuando todavía quedan muchos puntos por tocar. En este momento debes ser tú quien ponga fin a la espiral, proponiendo amablemente pasar al siguiente tema para retomar el conflicto más tarde.
4. Escucha desde la empatía
Los sentimientos y emociones juegan un papel fundamental en toda comunicación, incluyendo los negocios. Cosas tan simples una risa espontánea, mostrarse preocupado por cómo se siente el interlocutor y ponerse en su lugar harán posible una conexión mucho más poderosa entre ambos.
5. Cuida tu lenguaje corporal
Cómo estás sentado o la posición de tus brazos envían mensajes inintencionados sobre tu actitud, tu interés o desinterés a tu interlocutor. Asegúrate que tus mensajes no verbales son los de un gran “escuchador”: mantén el contacto visual, evita los bostezos y los brazos cruzados y mantén la espalda recta.
6. Crea un ambiente cómodo para la conversación
Un buen comunicador se asegura de que no habrá distracciones durante la conversación: pon el móvil en silencio, elige lugares poco ruidosos o mesas apartadas del jaleo. Del mismo modo, si estás tomando notas durante la conversación, céntrate en escribir tan sólo palabras clave y no todo lo que dice tu interlocutor; de lo contrario, se sentirá como si estuviese haciendo un dictado.