El pasado 31 de diciembre, WhatsApp, la aplicación de mensajería instantánea más usada por la población en España , dejó de funcionar durante unas horas debido a una saturación de mensjes. Ésta no ha sido la única vez que la ‘app’ ha fallado durante el último año, pues el pasado mes de mayo sufrió una caída mundial. La causa principal, según webs especializadas, fueron los profundos cambios que la aplicación iba a experimentar. Sin embargo, si echamos la vista aún más atrás, entre los años 2013 y 2014 también ocurrió algo parecido coincidiendo con la compra de WhatsApp por parte de Facebook.

Pese a que en las tres ocasiones las razones son distintas, el resto de veces que WhatsApp ha dado fallos se debe a una razón más normal de lo que se puede esperar: el estado actual de Internet no está a la altura del nivel de desarrollo que ha alcanzado la tecnología. Esto, unido a fallos técnicos o errores humanos, provoca que la mayoría de las veces la cuestión no esté en cómo evitar estos errores sino en tratar de resolverlos lo antes posible minimizando el impacto que puedan alcanzar.

WhatsApp no es la única aplicación en sufrir estos problemas. Por ejemplo, la web de Renfe se satura el 25 de cada mes debido al aluvión de visitas que recibe la página para aprovecharse de las ofertas en trenes, o lo ocurrido con Amazon en marzo de 2017 cuando un error humano provocó que una parte de los servidores dejaran de funcionar durante varias horas.

Actualmente no existe una solución definitiva, por lo que es inevitable que se vuelvan a repetir este tipo de fallos. Mientras tanto, siempre habrá gente que utilice Twitter para publicar memes y comentarios cargados de humor que hagan más amenas las futuras horas sin mandar mensajes.

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