1. No digas ‘sí’ a todo
Si ya tienes más tareas sobre la mesa de las que puedes completar, no aceptes ninguna más simplemente por complacer a tu jefe. Ello sólo disminuirá tu productividad y efectividad, ya que te obligará a dividir tu energía en diversos proyectos en lugar de centrarte en uno de ellos y terminarlo con éxito.
2. Encuentra tiempo para dedicárselo a tu familia y amigos
Dicen que el tiempo no se tiene, sino que se busca. No todo es trabajo en esta vida: pasar tiempo con aquellos que te quieren revitaliza y ayuda a recargar las pilas.
3. Aprende a priorizar
Prioriza tus tareas pendientes y deja de perder el tiempo en cosas innecesarios o secundarias. Por ejemplo, deja de refrescar constantemente la bandeja de entrada de tu correo electrónico; nadie te obliga a contestar inmediatamente. Termina aquello en lo que estés trabajando primero y después (y sólo después) dedícate a devolver llamadas y contestar correos. Tratar de hacer todo al mismo tiempo te hará ser menos efectivo.
4. No dejes que los demás te distraigan
Concentra toda tu atención en el proyecto en que estás trabajando y no dejes que tus compañeros de oficina (o quien sea) te distraigan hasta que hayas terminado o decidas hacer un descanso. Dedicando toda tu energía en una sola cosa hará que termines antes.
5. Duerme suficiente y oblígate a hacer descansos
Si no has dormido bien y arrastras el cansancio acumulado de la jornada anterior es físicamente imposible que rindas tanto como te gustaría y como tu ritmo de trabajo exige. Fuérzate a acostarte antes de modo que te asegures un mínimo de siete u ocho horas de descanso cada noche. Del mismo modo, establece ‘breaks’ a lo largo del día para refrescar tu mente y salir un rato de la mesa de tu oficina; lejos de ser una pérdida de tiempo, es la mejor forma de ser más productivo y terminar antes.