El primer paso es reconocer la situación, sentirse poco valorado por las horas dedicadas y el sueldo recibido. La otra cara de la moneda es la que crea el dilema, porque el trabajo te gusta y deseas continuar en él, pero con un cambio en tu situación actual.
No debes precipitarte a la hora de tomar decisiones inadecuadas, empieza por ser paciente y si la situación se prolonga por mucho tiempo comunícaselo a tu jefe. Es frecuente disuadirte de la idea de convencer a tu superior, porque crees que será inútil o que te traerá consecuencias negativas. Lo más conveniente es evaluar la situación y examinar qué es lo que compensa más, sobre todo admitir con realismo que no todo es un cuento de hadas. Si las cosas se pusieran feas debes estar preparado para la caza de un nuevo empleo, sin embargo, si te apasiona lo que haces lo conveniente es luchar por mejorar tu situación en esa empresa.
Lo más común es que tu jefe te diga que la situación económica es dura y la empresa no se lo puede permitir, o se excusen en que trabajas para una empresa de alto prestigio, o que están empezando y no tienen suficientes ingresos para subidas de sueldo, o simplemente porque hay gente que se muere por las labores que desempeñas.
Si realmente valoras tu empleo, pero te sobrepasa personalmente, siéntate a dialogar con tu superior. Recuerda que debes dejarle claro en primer lugar tu interés y pasión por el trabajo, así como agradecido por la oportunidad que te han dado. No obstante, debes ser sincero con la situación de carga de trabajo y de sueldo que recibes por si puede mejorar.
Empatizar y buscar la comprensión serán tus mejores aliados, pero no apeles a sentimentalismos y preséntale datos de tu alto rendimiento y de tus buenos resultados.