Si nos acogiéramos a la célebre sentencia ‘tanto tienes, tanto vales’, sin duda el caricaturesco Donald Trump sería el candidato con más posibilidades de ser el próximo inquilino de la Casa Blanca. Y de hecho, todo apunta a que tiene bastantes posibilidades. Su fortuna personal asciende a los 4.500 millones de dólares, muy por encima de los 58 millones reconocidos por el siguiente candidato más rico de la lista, la ex CEO de HP Carly Fiorina.
De los 20 candidatos más ricos que aún se disputaban la candidatura a finales de año, sólo cinco eran del partido demócrata. Es ahí donde figura, tras Fiorina, con una fortuna de 45 millones de dólares, Hillary Clinton, la gran favorita –por el momento– de los demócratas. Curiosamente, mientras el magnate Trump atrae la atención de los medios por sus declaraciones incendiarias, la ex Primera Dama ha desatado no pocas especulaciones alrededor de su fortuna.
Desde que los Clinton dejaron la Casa Blanca en 2001, la pareja ha ganado más de 230 millones de dólares. Después de acumular años de declaraciones para obtener devoluciones de impuestos, Forbes estima que su patrimonio neto combinado es de 45 millones. Surge entonces la duda de adónde ha ido todo ese dinero.
De 2001 a 2014 la pareja pagó 95 millones en impuestos. La campaña presidencial
de 2008 le costó a Hillary 13 millones. Sus dos casas cuestan un total de 5 millones, y han donado 22 a la caridad. Todo ello supone 135 millones de dólares; si los Clinton ganaron 230 millones, han gastado 135 y tienen apenas 45, ¿qué pasó con los otros 50 millones? Todo son especulaciones, especialmente aireadas y potenciadas por los férreos detractores de la candidata. El único dato contrastable es que cuando Bill Clinton acabó su mandato, estaban prácticamente en bancarrota.
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