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¿Cómo aprovechan las personas inteligentes sus fallos?

¿Cómo aprovechan las personas inteligentes sus fallos?

Como decía Winston Churchill, “el éxito es la habilidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. Es decir, no quedarse en el suelo cada vez que te caigas y aprovechar que estás en el fondo para coger impulso. Pero, ¿cómo lo hacen las personas que aprovechan sus fallos para ser mejores? En esta fotogalería te damos algunas claves.

¿Cómo aprovechan las personas inteligentes sus fallos?

No ocultan la verdad. El primer paso para superar algo es aceptarlo. Las personas que saben aprovechar sus fracasos los reconocen y no los omiten como si nunca hubieran sucedido.

¿Cómo aprovechan las personas inteligentes sus fallos?

No se excusan. Si la culpa fue de ellos mismos o de Perico el de los palotes es algo que no importa a las personas que saben aprovechar sus fracasos. Una vez que las cosas han sucedido, la prioridad es buscar una solución y salir del bache.

¿Cómo aprovechan las personas inteligentes sus fallos?

Arreglan las cosas. Como hemos dicho en el punto anterior, una vez llegado el fracaso, lo importante es solucionarlo. Las personas que saben aprovechar sus fracasos se ponen manos a la obra inmediatamente para que la historia nos e repita.

¿Cómo aprovechan las personas inteligentes sus fallos?

No se achantan. Las personas que saben aprovechar sus fracasos no se empequeñecen ante las adversidades, sino que lo intentan otra vez con más ganas si cabe. Cobardía, miedo y vergüenza son palabras que no aparecen en su diccionario.

¿Cómo aprovechan las personas inteligentes sus fallos?

Tiran de optimismo. Pero no de un optimismo del estilo tener una agenda con una frase motivadora, sino del de verdad, del de levantarse de la caída y decir “ahora sí que sí, voy con todo”.

¿Cómo aprovechan las personas inteligentes sus fallos?

No tiran la toalla. ¿Qué es eso de no volver a intentarlo? Las personas que saben aprovechar sus fracasos vuelven a la carga e intentan las cosas con más ganas y trabajando en los puntos débiles que les hicieron fallar ya una vez o, incluso, dos.

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