El líder debe saber controlar su ira y canalizarla hasta convertirla en bondad. Tratar de ver lo mejor en cada personas y entender las batallas internas de las personas, o más que entenderlas, saber que pueden estar sufriéndolas y que esta puede ser la razón de un comportamiento que sale de lo normal.
Puede que no seas una persona que se enfade con regularidad, pero todos somos humanos, y puede darse la situación en la cual nos enfademos muchísimo. El peor error, acumular la ira hasta que estalla y se convierte en una situación demasiado intensa y visceral. A lo mejor puedes contar con los dedos de una mano las veces en las que has perdido la compostura, has tratado de retener y tapar tu ira en lugar de enfrentarte a ella.
Seguramente esta situación te haya superado y te hayas dado cuenta de que algo necesita cambiar. Resulta que si focalizas y controlas tu ira, podrás convertirla en una herramienta para tu desarrollo personal y profesional. Otro tema muy diferente es que realmente no seas feliz en tu trabajo y esto te genere una sensación constante de ira y enfado.
La primera pregunta que necesitas plantearte es “¿por qué estoy tan enfadado?” La pregunta puede parecer muy sencilla en la superficie, pero si indagas un poco más profundo, encontraras de forma más clara y concisa la complejidad del problema. Existe una clara diferencia entre la ira y el enfado. La ira es la fuerza que puede contralarte e influir en tus decisiones, mientras que el enfado es puramente pasajero.
La ira es otro tipo de miedo. No importa a que—a lo desconocido, a fallar, a sentirse inferior—el miedo puede llevar a las personas a las situaciones más oscuras. Cuando las personas te decepcionan, o las situaciones no se dan como tú las quieres, puede ser que reflejes una actitud muy pobre como líder, pero también como tu empresa en conjunto.
A nadie le gusta admitir que ha cometido un error, o que ha tratado de la forma que no debería a sus compañeros, amigos y las personas que le apoyan. La ira que experimentamos es una reacción primitiva a una realidad desafortunada. De alguna manera puedes pensar que enfadándote la culpa pasará a ser de otra persona y evitarás admitir la vergüenza de haber cometido un error.
Pero no estás siendo consciente del poder de la ira, de cómo puedes canalizarla y transformarla en creatividad, en algo poderoso y positivo. Conquistar los miedos que te llenan de ira es un factor de creatividad, solo necesitas transformar el poder destructivo de la ira en un poder que convierta en tu aliado.