Vamos a ser realistas por un momento. Muchos de nosotros vivimos en un exceso de trabajo, comemos cuando ya estamos llenos, llenamos el armario con ropa que no nos vamos a poner y nos aseguramos de tener 20 tazas distintas para el café.
A menudo, aplicamos este concepto de “cuánto más mejor” a nuestras carreras profesionales. Llegamos a casa y seguimos trabajando, hasta que se nos cierran los ojos. Este estilo de vida no es el que nos va a llevar al éxito, y la verdad es que puede ser bastante perjudicial a la larga.
El mensaje de todo esto es que puedes ser el ojito derecho de tu jefe sin tener que trabajar en exceso, sin hacer más de lo que se supone que tienes que hacer y encima convertirlo en un hábito en lugar de en una excepción. Siempre y cuando cuándo estés en la oficina entregues todo a tiempo y seas la persona a la que todo el mundo acude.
Por ello, debes empezar a seguir una serie de hábitos para sacar otro mal hábito:
Mantén el compromiso
Aprovecha el tiempo en las reuniones y muestra tu interés. Todos tenemos ganas de sacar el ordenador o el móvil y ponernos a contestar emails que tenemos pendientes, pero es una muestra de falta de interés, de compromiso y de respeto.
Haz preguntas, forma parte de las conversaciones, envía feedback positivo.
Aprende cuándo debes decir “si” y cuándo debes decir “no”
Echar una mano a un compañero o ser voluntario para liderar un nuevo proyecto, son características de gran valor y existe un bonus añadido sin puedes anticiparte a las necesidades y ofrecer tus servicios antes de que alguien te lo pida.
Esto mostrará que vas a por todas, que eres un jugador del equipo y alguien que quiere aprender y crecer. Pero esto no significa que tengas que decir “si” a todo lo que te pidan. Es crucial saber cuando tienes que negarte ante algo. Si una de esas tareas interfiere con las tuyas propias, se acabó.
Mantente al día con tu jefe
Es importante comprobar tu progreso con tu jefe, pedir ayuda de vez en cuando, discutir tus objetivos profesionales y conoceros un poco más.