Una década después, Microsoft anunció  el fin de su enciclopedia Encarta, lanzada en 1993. Contenía 62.000 artículos, su precio era de unos U$ 30. Para esa época, Wikipedia tenía más de 2,5 millones de artículos sólo en su versión en inglés. “Mi objetivo es dar una enciclopedia gratis y libre en su idioma a todas las personas del planeta”, decía en 2005 el Emprendedor Social de Ashoka Jimmy Wales, su fundador. Los 37 millones de artículos en 287 idiomas y más de 2.000 millones de ediciones actuales, demuestran que ha conseguido hacer que el conocimiento sea colaborativo, universal, democrático y gratuito.

Industrias como la educación, energía, turismo, transporte y la banca por ejemplo, ven a diario como el compartir y la confianza se transforman en monedas sociales, la gratuidad en norma y los márgenes de beneficio, en estrechez. Millones de personas comparten sitios de trabajo, ideas, prototipos, coches, patios, recetas, habitaciones, dinero, asesorías, habilidades, herramientas, decisiones. Todos creando nuevas y potentes conexiones sociales.

¿Cuáles son las fuerzas que generan o condicionan este cambio de paradigma que estresa al capitalismo contemporáneo y supera cualquier ilusión estatista de antaño?

1.- Revalorización de lo común y la economía social.

Las entidades colaborativas, surgidas como respuesta a las paupérrimas condiciones sociales provocadas por la revolución industrial, del tipo mutuas, cooperativas, fundaciones o sociedades de interés público, no sólo han resistido a ondas largas de crisis financieras, sino que han fortalecido su poder en las sociedades actuales, aportando hasta un 5% del PIB en casi una decena de países de la OCDE, comparable o superior a la banca, la construcción o los servicios públicos. Estas entidades basadas en control democrático, han demostrado que no hay un sólo tipo de economía o forma de hacer empresa. Que por el contrario, aquellas que ponen lo común en sus propósitos, crecen más y más rápido y generan bienes comunes que son valorizados y compartidos por millones de comunidades de todo el mundo.

Lo “común” vuelve a estar al centro de las preocupaciones de ciudadanos, empresas y organizaciones. El mundo pierde opacidad, las sociedades reclaman transparencia y capacidad resolutiva sobre aquello que les concierne. Las nuevas generaciones no están disponibles a aceptar el antiguo diseño de código empresarial: cientos de miles de nuevos emprendedores están dando vida a un nuevo tipo de empresa, que pensada localmente, busca trabajar asociadamente en redes de pares impactando globalmente. Lo común, problemas y soluciones, es foco creciente del espíritu y la nueva acción emprendedora.

2.- Las empresas sociales.

Muhammad Yunus, el premio Nobel de la Paz y fundador del Grameen Bank o “Banco de los pobres”, ha creado más de una veintena de empresas sociales de alto impacto para resolver problemas económicos, sociales y sanitarios, recurriendo en muchos casos a asociaciones estratégicas con gigantes como BASF, Danone o Veolia. Yunus es radical en su noción: sólo son sociales aquellas empresas a) que generan utilidades y b) en las que sus propietarios no retiran dividendos, esto es, reinvierten el 100% de sus utilidades en la propia compañía.

Más recientemente, el movimiento de las B Corps (Benefit Corporation) surgido en EEUU en 2006 y con base en Chile y Latinoamérica a través de Sistema B, ha sacudido al mundo con un crecimiento explosivo y una propuesta menos radical que la de Yunus en cuanto a dividendos, pero plena de simbología: redefinir el sentido del éxito en los negocios, haciendo que el lucro provenga de hacer bien las cosas en la sociedad y el medio ambiente. Entre las Empresas B hay diversos modelos de negocios, desde las que donan y reinvierten parte o el total de sus utilidades hasta otras muy orientadas al lucro, pero que generan algunas ventajas o condiciones para sus trabajadores, proveedores o comunidades, que una empresa de corte tradicional centrada sólo en el lucro no haría, salvo que la considere parte de su Responsabilidad Social Empresarial.

Bajo la consigna de “ser las mejores para el mundo y no las mejores del mundo”, ya suman casi 1.700 empresas de 130 industrias en 48 países, 72 de ellas en 9 países de Europa, 8 en España. En 31 Estados de EEUU, Puerto Rico e Italia ya existen leyes que dan soporte legal a las B Corps, garantizando la protección de su misión. “B Lab”, una entidad sin fines de lucro, certifica empresas que deseen formar parte de este movimiento global.

3.- La innovación en modelos de negocios.

Las dos tendencias anteriores han condicionado la forma en la que las empresas se organizan, definen y generan sus propuestas de valor, segmentan sus clientes y gestionan sus actividades para la producción y venta de sus productos y servicios. Internet, los nuevos métodos de producción, el sentido de lo gratis más allá de la estrategia de marketing y una nueva generación de consumidores que demandan sentido, sostenibilidad, calidad de vida y acceso antes que propiedad, han hecho que los modelos de negocio evolucionen de manera radical.

Los modelos híbridos y las asociaciones estratégicas definen modelos que hoy tienen Uber, Kiva, Airbnb, Ikea, Coursera, Kickstarter, Blablacar, The Freecycle Network o Yerdle como pioneros de una economía basada en el compartir y optimizar o reutilizar recursos para generar valor: dinero y capital social.

4.- La innovación social.

Si la innovación tecnológica ha sido el pilar evolutivo de la empresa tradicional, llevándola ola tras ola a los más elevados estándares productivos y comerciales, la innovación social es la manera en la que las empresas de nueva generación se fundan, se gestionan y se relacionan con sus clientes y comunidades. La innovación social, basada en el co-diseño o co-creación con distintos stakeholders, hace emerger lo nuevo, pero como acumulación de antiguas prácticas y nuevos horizontes, definidos también colaborativamente.

Para desarrollarse, construye una narrativa común entre actores diversos; requiere un fuerte capital de emprendimiento; alterna antiguos y nuevos paradigmas y genera nuevas formas de conversar, porque en definitiva, no hay mejor método para innovar, que la conversación entre distintos.

Hector Jorquera es Emprendedor Social de Ashoka en Chile.

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