Aunque la primera pregunta, casi obligada por la procedencia de Bonet es “¿cómo ve Cataluña?”. “Lo veo mal. Las empresas necesitan una estabilidad política y social, por lo que es lógico que las empresas se pongan a buen recaudo. Yo, como catalán, no quiero que Freixenet se vaya de Cataluña pero si tienes que proteger a tus trabajadores y stakeholders, lo prudente es tomar esa decisión”.
“Creo que hay que hacer muchos esfuerzos para reconducir la situación porque la independencia es mala para Cataluña, muy mala, incluso para España y para Europa”. Así de tajante se mostró José Luis Bonet cuando Gloria Lomana se interesó por uno de los puntos candentes más importantes de la actualidad, no sólo económica sino también política.
A ese doble papel del empresario dentro de la economía y la política, Bonet le achaca falta de compromiso. “Creo que deberían haber cumplido con la obligación moral de hablar a sus empleados y a la gente que depende de él con franqueza”, remarca Bonet. “Siempre es recuperable pero eso hay que hacerlo aún más ahora”, insiste el presidente de Freixenet.
Un tema sobre el que es importante pensar en retornos, incide Gloria Lomana. “¿Volverán las empresas?”, pregunta nuestra comisaria del Forbes Summit. “Las empresas que se van, no vuelven, o no volverán a corto plazo. Eso no supone que se marchen los elementos de producción pero supone una pérdida de competitividad”, responde preocupado Bonet.
“Sin embargo, hay casos en los que esto no es posible”, pregunta Gloria Lomana por el ejemplo Freixenet, ya que “las viñas están allí”. “Es cierto pero eso no impide que en la próxima semana, en el Consejo, se vaya a proponer la salida de Cataluña. Algo, que como catalán, me duele más de lo que imaginan”. El problema, señala Bonet, es que “ya no sólo se está creando un lucro cesante, sino que se está generando un daño emergente”.
“No creo que vaya a haber independencia pero de haberla seríamos una multinacional española que opera en Cataluña”, incide Bonet, al que Gloria Lomana también pregunta por el papel de otros empresarios que ya han salido de Cataluña como grandes bancos o aseguradoras.
“Hay negocios que no pueden salir de la Unión Europea, como es el caso de los bancos, ni pueden jugar con esa duda. Otras empresas podían haber esperado más, pero el grado de imprevisibilidad es alto”, remarca José Luis Bonet.
Esa percepción, diáfana en el caso de un hombre como Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España, hace que sepa de primera mano los mensajes que le lelgan desde ellas. “La situación es preocupante porque existe una fractura social y empresarial en muchos casos en Cataluña”. “Hay empresarios independentistas, no la mayoría, pero sí muchos, lo cual respeto pero no entiendo. Sobre todo, sabiendo que la salida de la UE sería un desastre ipsofacto”, recuerda Bonet.
También sobre esa dualidad ha querido incidir Gloria Lomana, al insistir, por ejemplo, en el caso de “¿cómo afecta el boicot a productos como los de Freixenet”?
“Yo ya viví el boicot de 2004, cuando unas declaraciones desafortunadas de un responsable de ERC sobre las opciones olímpicas de Madrid costó a varias empresas perder su posición nacional”, recuerda Bonet. “Al cava no le afectó tanto porque es un producto más diferenciado pero hubo vinos tranquilos que perdieron su posición”, trae a colación Bonet sobre el actual ‘boicot’. “Lo que también ocurre es que se ejercen especies de contraboicots que compensan las cosas”.
Al retomar la ‘normalidad’, centrándonos en los retos de las pymes, José Luis Bonet dejó varias claves para que las pymes se conviertan en grandes empresas. “Si el empresario está determinado, salta la barrera y lleva adelante el proyecto”, remite Bonet. “La política puede ayudar quitando barreras pero el empresario debe querer”, reflexiona el presidente de Freixenet, vivo ejemplo del cambio que la empresa vivió en los años 80 y que sirvió para internacionalizar el negocio.
“Hay que innovar, pero no sólo en tecnología, sino también en técnicas empresariales. Cuando salimos en los años 80, al salir los primeros, ocupamos un hueco del mercado por esa valentía”, algo importante que nos habla en primera persona un hombre que vende 185 millones de botellas de cava al año.
Sin embargo, pregunta Gloria Lomana, también es importante llegar a las ayudas económicas. “¿Cómo se alcanzan”? Son ayudas eminentemente europeas que se distribuyen a través de Icex, de patronales y de cámaras de comercio. “Hablamos de 430 millones de euros que apoyan la internacionalización y la competitividad de nuestras empresas”, opina José Luis Bonet.
“Los empresarios tiran del tejido productivo de este país y son un modelo a seguir”, concluye José Luis Bonet. Como cifra al optimismo nos dejó una última pincelada: “Los próximos diez años son la clave para salir ahora y que España dé otro salto pero hay que hacer que salten con más garantías, menos riesgo y más ayudas. No es fácil pero es posible”.
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