Continuando la tradición de la cabecera, hace una semana Forbes publicaba su lista de las actrices más cotizadas del planeta. La protagonista de la aclamadísima La La Land, Emma Stone, encabezaba el ranking con sus 26 millones de dólares, seguida por otras celebrities como Jennifer Aniston (25.5 millones) o Jennifer Lawrence (24 millones). Pero si comparamos estas cifras con los sueldos de sus homólogos masculinos, nos topamos con una brecha salarial abismal. Emma Stone, la más cotizada, está casi igualada con su compañero de reparto y de éxito, Ryan Gosling y sus 29 millones de dólares. Pero el canadiense tiene otros 13 intérpretes por encima en la lista de los mejor pagados de este año. Por delante habría 3 actores de Bollywood y, a la cabeza del ranking masculino se encuentran Vin Diesel (54 millones) Dwayne Johnson (65 millones) y, finalmente, Mark Wahlberg se llevaría el oro, literalmente, con sus 68 millones de dólares cotizados. Así, el actor mejor pagado habría ganado 42 millones de dólares más que su equivalente femenina.
Muchas actrices se han hecho eco de este problema, como Robin Wright, coprotagonista indispensable de la serie House of Cards, que engrosaba el número 15 de la lista de Forbes de las actrices mejor pagadas de la televisión en 2015 (5,5 millones). Wright, que ganaba menos que su compañero de reparto, Kevin Spacey, confesó: “Era un paradigma perfecto. Hay muy pocas películas o programas de televisión donde el hombre, el patriarca, y la matriarca sean iguales. Y lo son en House of Cards. Estuve mirando a las estadísticas y el personaje de Claire Underwood era más popular que Frank durante un tiempo, así que me aproveché. Les dije ‘Más vale que me paguéis o lo contaré en público’. Y lo hicieron”.
Pero no solo existe brecha en cuanto al salario. Cada año, la Iniciativa por los Medios, Diversidad y Cambio Social del USC Annenberg School for Communication and Journalism realiza un estudio intensivo sobre la representación en la industria cinematográfica de los diferentes sexos, razas, colectivo LGBT o de personas con discapacidad. Novecientas películas y 39.788 personajes del periodo 2007-2016 (excepto 2011) han sido examinados para extraer datos reveladores y nada optimistas.
Del estudio se concluye que solo un 12 % de las películas presentan repartos de actores equilibrados en materia de género. De un total de 4.583 personajes ‘con voz’, el 68,6% eran hombres y el 31,4%, mujeres, lo que significa que los espectadores ven a 2,18 hombres por cada personaje femenino en pantalla. De los personajes que llevan la acción, solo el 34% son mujeres. El análisis concluye también que desde 2007 la presencia de personajes femeninos con cierto protagonismo solo ha mejorado un 1.5%.
El estudio cubre la presencia femenina en todos los ámbitos de la producción cinematográfica, no solo en pantalla. En labores de dirección solo un 4,2 % de mujeres ha estado al frente, un 13,8% eran guionistas, un 20,7% eran productoras y un ínfimo 1,7% eran compositoras.
Como apunte final, el documento presenta algunas propuestas para alcanzar el equilibrio de géneros: si se añadieran 5 personajes femeninos en cada película hasta 2019, sugiere, las apariciones en pantalla serían del 51,7% para los personajes masculinos, y del 48,8% para los femeninos. Añadir una cláusula de equidad en los contratos de las grandes producciones, crear un proceso más equitativo para auditar y proyectar talentos con diversidad étnica, de género, o de inclinación sexual son igualmente cambios necesarios y factibles. Los consumidores del producto cinematográfico también tienen voto, y pueden apoyar los contenidos con presencia de los grupos mencionados. Por último, los inversores cuentan con un papel capital a la hora de decidir qué y quién aparece en pantalla. En su mano está exigir transparencia, responsabilidad y, en última instancia, diversidad en los productos que esta industria cultural crea y vende.
Las soluciones son claras, y la industria parece estar comenzando a ganar conciencia sobre el feminismo en la pantalla. En los pasados EMMY’s, Big Little Lies o The Handmaid’s tale, dos brillantes producciones sobre mujeres han recibido el reconocimiento que se merecían.