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Empresas

‘Shadow banking’: un proceso imparable

Es bien sabido que la economía española se caracteriza, entre otras cosas, por su amplio tejido de pequeñas y medianas empresas y por la elevada concentración bancaria de su financiación. Distintos estudios sitúan el grado de bancarización de nuestra economía entre el 65% y el 80% del total de la financiación corporativa. Estos datos se acercarían al 90% si excluyéramos las compañías no financieras del IBEX. Estas cifras se invierten en economías como la de Estados Unidos.

Analizando las causas del proceso de desbancarización (shadow banking) y, por lo tanto, de mayor confluencia de la economía española hacia un modelo como el norteamericano, comprobamos que su origen es paralelo al desarrollo de los mercados de capitales y al desarrollo de la inversión colectiva. La tendencia, sobre todo en entornos de tipos bajos, es el trasvase de los pasivos bancarios hacia la inversión colectiva. Son los grandes fondos de inversión y de pensiones quienes, operando directamente en el mercado, financian las compañías. Esta parte del ahorro canalizado a través de estas instituciones ha financiado parte de la deuda pública así como de la deuda corporativa emitida por las principales compañías cotizadas.

A este proceso de trasvase del ahorro desde los balances bancarios a las gestoras de fondos, se suma desde el año 2008 el impacto de la crisis económica y, en concreto, las consecuencias de la crisis del sector financiero en España. Los riesgos acumulados en los balances bancarios resultaron excesivos, y la depreciación brusca de sus activos, precisó, como todos sabemos, de ayudas públicas en el sector ante la consideración de riesgo sistémico. El crédito bancario en gran medida se bloqueó, y la reducción de la oferta bancaria, fruto del proceso de concentración, actuó como un multiplicador de la crisis. Compañías con negocios sanos, se vieron estranguladas y abocadas al concurso, exclusivamente por problemas en refinanciar deuda, incluso para financiar circulante. La situación excepcional precisó medidas excepcionales, y junto a la inyección de ayudas públicas en el sector financiero se implementaron medidas extraordinarias de política monetaria por parte del ECB y se fomentaron reformas que permitieran desarrollar mercados alternativos para la financiación de pymes. El Gobierno, entre otras medidas, como la creación del Fondo de liquidez Autonómico (FLA), o el Fondo de Proveedores, y dentro del Plan de Estímulo Económico y Apoyo al Emprendedor, aprobó la creación del Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF), para facilitar el acceso a los mercados de capitales de las compañías de tamaño mediano.

Una de las consecuencias de la crisis financiera en España ha sido el intenso proceso de concentración del sector bancario. La oferta postcrisis de crédito bancario se ha visto reducida considerablemente. Y este hecho hace si cabe aún más necesario para las compañías la búsqueda de alternativas de financiación.

Por último, la lección aprendida de la crisis financiera y su alto coste, afectan a la nueva regulación en el sector. Como regla general se tiende a exigir mayores ratios de capitalización y de liquidez a los bancos. Se penaliza la asunción de riesgo y de plazo con un mayor consumo de capital. El regulador, aparte de fortalecer los balances bancarios, persigue con ello fomentar la mayor conexión posible entre el ahorro y la inversión. Y esto es exactamente lo que la desbancarización del crédito supone. Que el ahorro se invierta directamente a través de instituciones de inversión colectiva, en fondos que a su vez inviertan en capital y deuda de compañías. Así es en mayor medida en las economías más desarrolladas, donde la banca financia principalmente el circulante de las compañías, y los mercados financian su crecimiento.

En definitiva, podemos concluir que la financiación extrabancaria en sus distintas manifestaciones es hoy en día una realidad accesible a un gran número de compañías. Así mismo, observamos que por la confluencia de distintos factores su desarrollo en los próximos años es un proceso imparable. Dicho esto, aún queda mucho por hacer y es probable que estemos tan sólo en los comienzos del proceso.

FEDERICO SILVA, Socio director de renta fija de BEKA Finance.