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Alberto Artero (El Confidencial): “Lo digital ha llegado para quedarse. Internet es un paradigma”

Alberto Artero CEO del Titania, la compañía editora de El Confidencial posa para Forbes © Jacobo Medrano

Su medio se ha enfrentado a la irrupción, en los últimos seis años, de múltiples competidores en su segmento. Eso ha desatado la guerra voraz por el 20% de la publicidad digital que no dominan Google y Facebook. Alberto Artero tiene la misión de mantener el liderazgo y el estilo de El Confidencial sin dejar de responder a las embestidas de sus rivales… Y ofreciendo algo diferenciado a sus anunciantes frente a los dos gigantes de Silicon Valley.

¿Cuáles son los principales ejes y retos de su estrategia digital?

Creo que hablar de estrategia digital es absurdo. Lo digital ha llegado para quedarse. Internet es un paradigma. Esto significa un cambio de una profundidad tal que la sociedad no se reconoce en su estado inmediatamente anterior. Algo que ha ocurrido en contadas ocasiones en la historia de la humanidad. En el caso de los medios supone un cambio radical que rompe con los modelos de producción, distribución y monetización anteriores. Por tanto, o la estrategia es digital o no es. Voy más allá, o la estrategia es móvil o no hay posibilidades de supervivencia. El acceso a través de los smartphones y dispositivos similares se situará por encima del 90% del total en un plazo muy breve de tiempo. Quien no esté preparado para afrontar las implicaciones de esta realidad, lo tendrá muy crudo.

¿Contemplan un esquema ‘freemium’ con contenidos gratuitos y de pago?

El Confidencial nace como un proyecto social más que económico. Busca, desde su origen, reconciliar el periodismo con su condición de cuarto poder, aquél capaz de propiciar cambios a mejor en la sociedad a través de la denuncia, el control y la revelación. Precisamente por eso, porque busca dar acogida a toda ideología, a cualquier ciudadano, carece de línea editorial definida. Esa premisa básica hace que no contemplemos poner trabas económicas al lector para acceder a nuestro contenido. Sería un contrasentido. Sin embargo, sí que estamos trabajando en alternativas que nos permitan obtener ingresos por funcionalidades o servicios por los que determinados usuarios estarían dispuestos a pagar.

¿Qué papel juegan en sus proyectos las comunidades de lectores y usuarios que están tejiendo a su alrededor?

Creemos que hay que contemplarlas desde un triple punto de vista. En primer lugar, son las destinatarias de nuestro producto. Es crítico trabajar a diario en su satisfacción. Nosotros hacemos un periodismo over-the-counter, esto es: no a mayor gloria de quien lo produce, sino para gozo y disfrute del lector. Es la manera de generar sentido de pertenencia y adhesión, de conseguir que El Confidencial pase a ser ‘elconfi’ para él. Esto permite, en segundo término, que los usuarios se conviertan en prescriptores del periódico y que el boca oreja sea, de esta manera, nuestra principal vía de crecimiento entre los distintos grupos de interés. Hasta hoy nuestra inversión en captación de audiencias ha sido absolutamente marginal en relación con nuestros presupuesto. Por último, hay que profundizar en su conocimiento, como vía para personalizar tanto contenido como publicidad.

¿Hasta qué punto creen que empieza a no haber mercado suficiente para todos los medios digitales que han nacido en los últimos años? ¿Esperan que el sector se concentre en menos medios?

Si nos atenemos a lo que ha sucedido con los medios impresos, la respuesta sería no. Además, los costes operativos y de puesta en funcionamiento online son mucho más reducidos que los del papel, lo que permite que con una base baja de ingresos, muchos nuevos entrantes puedan mantenerse en el tiempo. Sin embargo, pensamos que, el día de mañana, solo se va a poder monetizar la audiencia (a precios de programática, eso sí) y la influencia. Quienes no tengan volumen de impresiones ni un atractivo para que las empresas puedan llegar a un público decisor o prescriptor a duras penas podrán aguantar y, de hacerlo, será formando parte de un extraño paisaje de irrelevancia. Muchos egos fundadores no lo podrán soportar. Habrá más abandonos que fusiones.

En un mundo tan competitivo, ¿cómo se capta la atención del lector para hacerle fiel día a día?

Recordando cada día nuestra razón de ser. No somos una empresa de tecnología ni nos dedicamos al entretenimiento. Nuestro negocio es la información. En El Confidencial, publicamos lo que los demás no publican bien porque no se enteran, bien porque no se atreven. Y tratamos de darle una vuelta a las noticias de carril. Estamos en la vanguardia, llámese datos o grandes reportajes. Hacemos periodismo de periodistas, invertimos en profesionales capaces de marcar agenda. Y los rodeamos de los mejores técnicos, comerciales o gestores. Es la única manera de lograr que el lector te busque, no te encuentre.

Quien pone su futuro en manos de terceros, apostando por entradas masivas desde Google o Facebook, dejará de ser dueño de su destino más antes que después. Es suicida. A día de hoy, con más de 2 millones de dispositivos únicos accediendo a diario a El Confidencial, el 40% del tráfico es directo a su portada. Me atrevería a decir que es un caso único en el mundo.