La próxima vez que recorra Instagram mirando con envidia fotos de vacaciones de vistas arrebatadoras y paisajes espectaculares, sea consciente de que lo más probable es que detrás de ese encuadre aislado haya casi una centena de turistas esperando para sacar la misma foto armados con móviles, tablets y el inseparable palo selfie para alcanzar un puñado de likes.
En algunos casos, la fama provocada por Instagram y otras plataformas sociales ha ayudado a impulsar las economías locales y llevar a los turistas a lugares que nunca podrían haber descubierto de otra manera. En otros casos, está creando problemas para países y ciudades que simplemente no están equipadas para hacer frente a la afluencia masiva de turistas.
Islandia
Esta nación insular del norte ha visto un aumento dramático en su número de visitantes durante los últimos años. Una de las razones es el llamado efecto “Juego de tronos”, ya que muchos viajeros desean tener la oportunidad de reproducir las imágenes más emblemáticas de la serie y ser parte de los épicos paisajes de la saga. Esto, combinado con la disponibilidad de vuelos baratos y algunas campañas de marketing muy eficaces, ha hecho de Islandia un destino turístico muy popular.
El número de turistas casi se duplicó de los 566.000 a más de 1 millón entre 2011 y 2015, según la Junta de Turismo de Islandia. En 2016, el número de estadounidenses que visitaban el país superaba en número a la población islandesa. De hecho, el país fue recientemente comparado con Disneyland por un político local que se quejó de que la zona ahora está llena de turistas.
Si bien esta afluencia de visitantes ha traído un impulso muy necesario a la economía después de la recesión, también ha impulsado los precios para los residentes y presionado la infraestructura del país. Los lugareños se quejan de que los turistas destruyen el frágil ecosistema islandés y dejan una nociva huella en los antiguos sitios naturales.
Cuba
Según el Ministerio de Turismo de Cuba, cuatro millones de personas visitaron la isla en 2016, un aumento del 13% con respecto al año anterior. El auge del turismo ha tenido algunas consecuencias para los residentes del país, como la escasez de alimentos, y el aumento del precio de los productos básicos, volviéndolos inaccesibles para los lugareños. Los hoteles y restaurantes locales están comprando suministros a granel para los clientes, elevando los precios y dejando cantidades limitadas para los autóctonos.
La precaria situación ha sido reconocida por el gobierno cubano, que puso límites a los precios para hacerlos más asequibles para los residentes. Sin embargo, esto sólo ha animado a los vendedores a comercializar los productos en el mercado negro, según The New York Times.
Nueva Zelanda
Nueva Zelanda tiene un atractivo similar a Islandia: paisajes accidentados e intactos que la gran pantalla ha elevado a la categoría de épicos gracias a películas como “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit”. La belleza del país se promovió aún más gracias a la campaña de marketing turístico “100% pura Nueva Zelanda”, ya que este sector es una parte crucial de la economía de Nueva Zelanda. De hecho, contribuye con 9.700 millones de dólares al PIB cada año y emplea el 7,5% de la fuerza de trabajo.
Los residentes se quejan de que los turistas que deciden acampar y vagar por donde quieran a menudo no respetan el medio ambiente. El país tampoco tiene la infraestructura para hacer frente a la basura y los desechos humanos que a menudo dejan atrás los turistas. En este sentido, Bloomberg informó que hay escasez de hoteles y una falta de estacionamiento adecuado y baños públicos.
En una encuesta a 500 residentes publicada por Tourism New Zealand y Tourism Industry Aotearoa en marzo de 2017, el 35% de los encuestados señaló que el turismo ejerce demasiada presión sobre el país.
Tulum, Mexico
Era inevitable que los Instagrammers y los bloggers viajaran hasta Tulum para descansar en sus playas blancas y permanecer en sus eco-villas. Esta ciudad de playa soñada ha pasado de ser un paraíso tranquilo a un hervidero de celebridades, donde incluso uno de los mejores restaurantes del mundo, Noma, organizó un pop-up de $ 600 por persona.
Según una investigación de Newsweek, la ciudad ha luchado para mantenerse al día con su nueva popularidad, y los hoteles locales están contaminando el ecosistema con vertidos de aguas residuales sin procesar en los ríos cercanos. Un activista local lo describió como una “bomba de tiempo”, explicando que no hay procesos eficientes para tratar los desechos que se están arrojando en medio de la selva.
Macchu Pichu, Perú
Macchu Picchu tiene un límite de 2.500 visitantes al día establecido por el Perú y la UNESCO. Sin embargo, ha superado con creces esta cifra desde 2011, atrayendo a cerca de 1,3 millones de visitantes en 2015, según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo del Perú. El hacinamiento se ha cobrado su precio en las ruinas antiguas, y el gobierno ha establecido un plan para reducir el número de visitantes permitidos.
En el nuevo plan, que se está implementando para el año 2019, se requerirá que los turistas tengan guías, se mantengan en las rutas designadas y se les dará tiempo para recorrer el sitio sin aglomerar grandes grupos en el camino.