Si hablamos de deporte, la diferencia entre los mejores jugadores, de cualquier deporte, y los jugadores que están dentro de la media es mucho menor que en el pasado. Si las habilidades son más uniformes y la suerte es la misma para todos, la suerte juega un papel determinante en el resultado final. Existen récords de los años 40 que no han sido capaz de superarse. ¿A qué se debe esta situación? Sin duda, a la uniformidad de las habilidades en el presente.
Si extrapolamos la misma situación a los negocios, el ejemplo perfecto está en la calidad de los productos. Hace 50 años existía una gran diferencia entre las marcas de coche de Mercedes-Benz y Datsun. Si ahora comparas ambos automóviles, encontrarás diferencias por su estatus, pero la calidad del producto es prácticamente la misma. A día de hoy, todo el mundo tiene acceso a una tecnología similar. Las personas saben cómo hacer productos de calidad y optimizar los precios.
Los emprendedores no pueden provocar su suerte, ni para bien ni para mal. Por el contrario, el manejo de tus habilidades puede llevarte al camino de la buenaventura.
La estrategia es fundamental a la hora de abatir a un competidor, tanto en el deporte como en los negocios. Complicar el juego, diluirá la fuerza del jugador más fuerte de la partida. En los negocios, esto se traslada a términos de innovación disruptiva.