Las redes sociales, el comercio electrónico, los blogs y webs e Internet en general han cambiado totalmente el mundo, comenzando en el ocio y terminando en el ámbito empresarial y la manera de hacer negocios, pasando por los hábitos de consumo y las relaciones laborales.
La rapidez de adopción de la innovación digital por parte de usuarios y consumidores, así como la transformación de su comportamiento y hábitos ha impactado de una forma muy fuerte y directa en la mayor parte de los departamentos y funciones de los negocios, empresas y marcas.
Sin embargo, la velocidad del cambio ha propiciado la aparición de la llamada “brecha digital”, que hace referencia a la división existente entre las personas que tienen acceso a Internet y a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y las que carecen de dicho acceso, lo tienen limitado de algún modo o se sienten excluidos del sistema por falta de preparación.
Aunque los avances en materia de uso de tecnología en la sociedad española son evidentes, según el “Informe Sociedad Digital en España 2023”, publicado en abril por Fundación Telefónica, España sigue presentando brechas digitales. Una de las más evidentes es la relacionada con la edad donde “tan solo tres cuartas partes de los mayores de 65 años han utilizado internet en los últimos tres meses, y solamente el 60 % lo utilizan a diario”.
Otra de las brechas está asociada al grado formativo de la población y la necesidad de recapacitación en competencias digitales. El mismo informe constata que “la falta de talento digital en la empresa española es algo que puede llegar a lastrar la transformación digital. De media, los especialistas en TIC suponen un 4,5 % del empleo de la UE, aunque en España se encuentra por debajo de la media, con una proporción de 4,1 %”.
Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de que se establezcan políticas públicas que ayuden a disminuir la brecha de capacitación digital sin olvidar la brecha derivada de la falta de disponibilidad de dispositivos suficientes y la imparable tendencia a la necesidad de habilidades tecnológicas –la Inteligencia Artificial, la cadena de bloques [Blockchain], la computación en nube o la ciberseguridad– para el empleo futuro.
No obstante, y pese a que el Estado es el responsable último de esas políticas, los esfuerzos privados son, en ocasiones, mucho más ágiles, precisos y valiosos. Fundación Telefónica lleva años desarrollando programas de formación para la transformación digital que favorezcan la inclusión y la cualificación profesional de las personas. Uno de sus proyectos educativos más ambiciosos es 42, un campus de programación gratuito, con un método de inserción laboral del 100%, que prepara a sus estudiantes en las disciplinas tecnológicas más demandadas actualmente en el mercado laboral como macrodatos [Big Data], Internet de las cosas [IoT, por sus siglas en inglés], desarrollo de videojuegos, ciberseguridad, sistemas y redes o aprendizaje automático de las máquinas [machine learning].
El primer campus 42 abrió sus puertas, con la puesta en marcha de su primera piscina, en noviembre de 2019 en Madrid (situado en el corazón de Telefónica, en el edificio Norte 3 de Distrito Telefónica, en el barrio de Las Tablas); seguido, inmediatamente, de 42 São Paulo. A ambos les siguieron las aperturas de otros tres campus en Urduliz (Bizkaia) junto a la Diputación Foral de Bizkaia, en Barcelona, en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Cataluña, y en Málaga mediante un acuerdo con el Ayuntamiento de Málaga, la Junta de Andalucía y la colaboración de la Diputación de Málaga.
La gran novedad del proyecto Campus 42 radica en que los y las estudiantes aprenden a programar y a conseguir habilidades para el trabajo de forma totalmente gratuita y sin necesidad de titulación o conocimientos previos en informática o programación. Para acceder a cualquiera de los cuatro campus, solo hay que inscribirse a través de Internet (42madrid.com, 42urduliz.com, 42barcelona.com, 42malaga.com) superar dos test online y, una vez logrado, las personas interesadas tendrán que inscribirse en la “piscina” del campus escogido. La “piscina” es un desafío de 26 días, presenciales y consecutivos, que es el último paso del proceso de selección. Se trata de una inmersión en proyectos diarios que brindan la oportunidad a los candidatos y las candidatas de obtener una base sólida en lenguaje C mientras aprenden a trabajar junto a sus compañeros. Si después de este periodo consiguen ser seleccionados, acceden a una formación de tres años que les prepara para los empleos del presente y del futuro. Las próximas “piscinas” se abrirán de junio a fin de año, según la ciudad.
Los campus de programación 42 están abiertos a cualquier perfil de estudiante mayor de 18 años, desde jóvenes nativos digitales que quieran apostar por este tipo de formación innovadora hasta los interesados en videojuegos o aplicaciones móviles que busquen nuevos desarrollos profesionales, pasando por desempleados que quieran reinventarse en una nueva carrera y quieran formar parte de la transformación digital, o docentes que no quieran verse superados por las habilidades tecnológicas superiores de sus propios alumnos… Durante el proceso de aprendizaje, sin libros y sin clases, los estudiantes no compiten entre ellos, sino que establecen relaciones de colaboración para avanzar en sus respectivos proyectos de especialización elegido, a su ritmo, con flexibilidad horaria, trabajando de manera cooperativa y “aprendiendo a aprender” entre compañeros, aunque con un plan de estudios 100% individualizado.