La cultura ciclista está evolucionando en las ciudades europeas gracias a acciones sostenibles como las subvenciones a empleados para desplazarse en bicicleta al trabajo, y una nueva resolución aprobada por el Parlamento Europeo con la que duplicar su uso en el continente durante los próximos años.
Esa declaración política historia o resolución adoptada en Estrasburgo pide a la Comisión la elaboración de una estrategia ciclista con el fin de duplicar el número de kilómetros recorridos en bicicleta en Europa de aquí a 2030. Un manifiesto ecológico en el que se establece asimismo un plan de acción de 17 puntos que incluye recomendaciones como la inclusión del uso de la biclicleta en la planificación del transporte público o el aumento de puestos de trabajo centrados en la industria manufacturera.
Promover el uso de la bicicleta se convierte entonces en una de las prioridades del continente, como una vía sostenible y saludable con la que desplazarse por las ciudades. Eso sí, para lograr su implementación total, los estados deberían invertir en las infrastructuras y en ese “ecosistema de la bicicleta” mediante la creación de lugares de trabajo favorables para las bicicletas o con capacidades de carga para las eléctricas.
Subvenciones estatales
En varios países europeos ya existen una serie de iniciativas para pagar a los empleados que se desplazan en bicicleta a sus puestos de trabajo. Uno de ellos sería Países Bajos, que implementó este año una subida en la subvención estatal por kilómetro en bicicleta de 19 a 21 céntimos entre el hogar y el trabajo. Se trata de una medida que se aplica asimismo al transporte público y al coche, como compensación por el coste de la gasolina y del transporte público que se incrementó este año, que paga el Estado a través de las nóminas de las empresas.
En Francia, la subvención conocida como “forfait de movilidades duraderas” (FMD) se eleva hasta los 800 euros anuales, como ayuda que proporciona el gobierno para aquellos empleados que se desplacen al trabajo en bicicleta y otros vehículos no contaminantes. Una acción que también se contempla en otros países europeos como Bélgica, Alemania o Dinamarca, mediante programas con incentivos para ir en bicicleta al trabajo.
¿Se han aplicado medidas en España?
Si ponemos el foco a nivel nacional, la Estrategia Estatal de la Bicicleta presentó una reforma fiscal para que las empresas tomasen en consideración la movilidad ciclista como renta del trabajo. Una medida que, por el momento, no se impulsará por parte de los ministerios de Hacienda y Transportes, ni entra dentro de su Ley de Movilidad Sostenible. Esa retribución flexible, que se aplica para los coches en la actualidad, con un 40% en ese tipo de compra, es la que precisamente las entidades ciclistas quieren conseguir para la bicicleta, incentivando su uso y proliferación.
Aún así, y a pesar de que el avance sea clave en ese sentido, Transportes ha destinado 224 millones de euros de los fondos europeos Next Generation para que construyan infraestructuras ciclistas y creen sistemas de bici pública con los que progresar hacia la utopía del eco-futurismo.