Durante 18 meses, el cielo europeo se vio completamente paralizado por la pandemia. Fue una época de fronteras cerradas, millones de personas confinadas en sus casas y estampas postapocalípticas en los aeropuertos. Sin embargo, no todas las compañías aéreas sufrieron aquel golpe con la misma intensidad. Porque mientras la mayoría hacían malabares para sobrevivir, la low cost por excelencia, Ryanair, mantenía el tipo, tiraba de recursos acumulados años anteriores y aprovechaba para reforzarse de cara al futuro. Ahora, afronta la era poscovid habiendo recuperado el 70% del tráfico, con una flota ampliada y consolidándose como líder en España. Para su presidente, Michael O’Leary, el secreto ha sido “tomar decisiones sensatas”.
Estos dos últimos años han sido muy difíciles para el sector de la aviación ¿Cómo consigue sobrevivir una aerolínea cuando no la dejan volar?
En parte tuvimos suerte. Llegamos a esta crisis con más liquidez que cualquier otra aerolínea, con un balance muy sólido. Es lo que nos ha permitido sobrevivir a la pandemia. Esta ha sido, de lejos, la peor crisis que he vivido en mis 30 años en el sector, ya que en la Guerra del Golfo de 1991 o durante la erupción volcánica de Islandia los aviones se quedaron en tierra durante un día, dos, tres… Esta vez han sido 18 meses, así que hemos perdido unos 850 millones de euros en el primer año y alrededor de 350 millones en el segundo. Y aunque teníamos 3.000 millones de liquidez, ha sido muy difícil.
De hecho, habéis conseguido mantener el tamaño de la compañía y no prescindir de trabajadores…
Creo que lo que hemos hecho durante la crisis es tomar decisiones sensatas. Mantuvimos el empleo de todos nuestros trabajadores ayudándonos, como todo el mundo, del apoyo del gobierno para pagar los sueldos. De esa manera, mantuvimos a todos los pilotos y tripulación volando una vez al mes, incluso cuando no había pasajeros, para mantener todas las licencias activas. Una vez que la pandemia empezó a retroceder teníamos disponibles a todos nuestros pilotos y no necesitábamos contratar ni formar a nadie nuevo.
¿Y cómo ha afectado esta crisis a vuestra flota?
Pues hemos aprovechado la crisis para negociar un nuevo pedido de aviones con Boeing. Así que ahora tendremos 210 aviones más. 65 nos llegan este verano, 55 en 2023 y 55 en 2024. Aviones que nos han salido muy baratos y que darán servicio en muchos aeropuertos de España y Portugal, que quieren crecer y que reestablezcamos vuelos cuanto antes. Además, la gente está desesperada por volver a viajar, hay una enorme demanda acumulada de viajes y nuestro objetivo es seguir atendiendo esa demanda.
“Hemos conseguido ser rentables 28 de nuestros 30 años de historia”.
Desde su nacimiento, los números de la aerolínea no han hecho más que crecer. ¿Cómo se consigue mantener eso en el tiempo?
El secreto son las tarifas bajas, que es lo que la gente quiere. Competimos en un sector, el europeo, junto a proveedores como Iberia, Lufthansa, Air France o British Airways, que cobran precios muy altos en los vuelos de corta distancia. Nosotros cobramos precios muy bajos y hemos cambiado la forma de viajar por el continente. Es verdad que al transportar a mucha gente a precios muy bajos obtenemos un beneficio muy pequeño por pasajero, pero hemos conseguido ser rentables durante 28 de los últimos 30 años.
Lleva desde 1988 al frente de la compañía. ¿Cuál es el balance de aciertos y errores?
Bueno, el primer error fue entrar en el sector de las aerolíneas –ríe-, porque se trata de un sector totalmente disfuncional que no gana dinero y que va de crisis en crisis. ¿Cuáles fueron las decisiones correctas que tomamos? La primera es que aprovechamos la desregulación en Europa a finales de los 80 empezando con aeropuertos secundarios y luego, poco o poco, con los principales. No disponemos de clase business, sino que todo es una clase única. Además, hemos hecho muchas cosas que han revolucionado la forma de volar. Hace diez años fuimos la primera aerolínea que empezó a cobrar por facturar las maletas, mientras que el resto juraba que nunca lo haría. Fue algo que la gente no entendió bien, porque lo que queríamos no era ingresar más, sino eliminar las colas en el aeropuerto. Ahora, solo el 20% de los viajeros de corta distancia factura maleta, el 80% viajan solo con un bulto de mano. Esos pequeños cambios han hecho que ahora tengamos una aerolínea mucho más eficiente y podamos mantener tarifas más bajas que cualquier otra aerolínea
Pero también es un modelo de negocio muy criticado. Algunas encuestas señalan que Ryanair es la aerolínea que peor servicio ofrece según los clientes. ¿Qué opina usted?
Todo caso de éxito tiene sus críticos, pero es parte de la vida. La gente mira hacia atrás y dice: oh, ojalá pudiéramos volver a los viejos tiempos donde todo era elegante y fino. Pero en aquella época sólo el 2% de la gente podía permitirse volar. Nunca vamos a volver a eso. Volar es ahora más parecido a un servicio de autobús, ya que puedes viajar a cualquier parte de Europa por 40 euros. Eso te permite ahorrar mucho dinero que luego puedes gastar en las experiencias en tu destino, en un buen hotel, buenos restaurantes, atracciones turísticas… Te gastas el dinero no en llegar, sino mientras estás allí. ¿Cometemos errores? Sí, los cometemos. ¿Tenemos algunos retrasos y cancelaciones de vuelos? Sí, pero mucho menos que cualquier otra aerolínea. El año pasado, el 90% de nuestros vuelos llegaron a tiempo, pero nos critican igual.
También hay mucha gente que, aunque crítica, sigue volando con Ryanair…
Si no te gustamos, no vueles con nosotros, otro ocupará tu asiento. Pero lo que hemos aprendido a lo largo de los años es que, al final, cuando van a tomar la próxima decisión de viaje, se dan cuenta de que un billete de Ryanair cuesta 30 euros y uno de Iberia 200. Actualmente, tenemos un factor de carga del 90% y somos la aerolínea número uno en España, donde este año transportaremos a 46 millones de pasajeros y el año que viene a 50. Cincuenta millones de españoles no pueden estar equivocados. Pese a ello, siempre tendremos críticas y a veces merecidas. Debemos ser lo suficientemente humildes para aceptar que cometemos errores. Lo que intentamos es aprender de ellos y no cometer los mismos dos veces.
“Tenemos combustible hasta marzo de 2023, no tenemos que subir precios”.
No hemos superado del todo la pandemia y ya tenemos que afrontar una nueva crisis, la guerra de Ucrania, que está disparando los precios de la energía. ¿Cómo afecta esto a Ryanair? ¿Podrá continuar con su política de precios bajos?
Tenemos capacidad para mantenerlos bajos durante al menos doce meses porque estamos muy bien cubiertos. Compramos el 80% de nuestro combustible a unos 63 dólares y tenemos reservas hasta marzo de 2023, así que podemos garantizar que no habrá recargos por combustible ni aumento de precios este año. Creo que otras aerolíneas, que solo tienen un 50% de cobertura, no tendrán esa capacidad, por lo que creo que es inevitable que las tarifas suban este verano. Por otro lado, creo que la invasión de Ucrania también nos ha mostrado lo frágil que es la libre circulación personas por Europa, una libertad que hemos dado por sentado durante los últimos 20 años y sobre la que deberíamos reflexionar.
Otro de los retos para las aerolíneas está siendo el aumento de la fiscalidad y la lucha contra el cambio climático ¿Cómo lo afronta Ryanair?
Creo que Europa ha cometido un error al poner impuestos medioambientales a los viajes aéreos de corta distancia en toda Europa. Los vuelos de larga distancia representan el 55% de las emisiones de CO2 de Europa, pero sólo el 6% del tráfico europeo, por lo que deberían ser los que asuman esa carga fiscal. Es cierto que tenemos que ser sensibles al medio ambiente, de hecho, Ryanair va a invertir 20.000 millones de euros en nuevos aviones que transportarán un 4% más de pasajeros, pero que quemarán un 16% menos de combustible. Estamos haciendo que los vuelos sean cada vez más limpios y ecológicos, pero necesitamos, como continente, dejar de gravar el transporte aéreo.
Hace unos años se mostraba un poco escéptico en cuanto al cambio climático ¿Qué le ha hecho cambiar de opinión?
Siempre son nuestros clientes los que nos hacen cambiar de opinión, los que nos dicen que quieren que seamos más ecológicos, que invirtamos en este tipo de tecnologías, que no quieren plástico a bordo… Ahora somos la aerolínea mejor valorada del mundo en cuanto a medio ambiente. Tenemos una calificación B por parte de Carbon Disclosure Project, la única de este tipo en Europa, y esperamos conseguir una A en los próximos dos años. Creo que ese es un rumbo que inevitablemente seguiremos en el futuro.
“No creo demasiado en el futuro de los viajes al espacio”.
¿Qué más ve en ese futuro? ¿Viajes espaciales de bajo coste quizá?
Puede que sí. Pero mira, en los próximos cinco años recibiremos otros 200 aviones y nuestro tráfico pasará de 150 a 225 millones de pasajeros al año, intentar pronosticar lo que pasará más allá de cinco años es demasiado complicado. Además, no creo demasiado en los viajes al espacio de SpaceX o Virgin en los que pagas 250.000 dólares por pasar diez minutos flotando ahí arriba. Creo que la gente lo que seguirá queriendo es ir a las playas y ciudades de España, por lo que creceremos mucho en los próximos cinco años.
¿Cuáles son los planes para nuestro país?
Actualmente, volamos a 28 aeropuertos y tenemos diez bases. Vamos a invertir mucho en España. Además, me gustaría que reabriéramos las bases de Canarias que cerramos hace tres o cuatro años, sobre todo de cara a los viajes de invierno, porque la demanda de viajes a las islas va a ser muy alta en los próximos dos años. Ya estamos en conversaciones con las administraciones de allí y de esa manera podremos cerrar el único hueco que creo que tenemos en el mercado español.