Emilio Botín D’Ornano (Madrid, 1995) llega a la entrevista con dos latas de Palmar Spritz, la nueva marca de bebida que acaba de lanzar en España. Bebida de origen mexicano, pertenece al grupo de los hard seltzers –agua con gas mezclada con sabores naturales y un 4,2% de alcohol– y se prevé que en pocos años se apoderará del 10% del mercado cervecero.
Fue en el fondo GMG (Grupo Bursátil Mexicano) donde conoció a Antonio Prida, uno de los fundadores de Palmar Spritz. “En medio de la pandemia, me llamó para decirme que estaba montando la empresa de alimentación y bebidas RTDS México junto a su socio Ignacio Velasco, que conoce de cerca este negocio porque su familia era propietaria de la compañía tequilera La Madrileña, recién vendida. Confié plenamente en ellos e invertí un capital inicial de 25.000 euros. A lo largo de este año habré desembolsado un millón”.
Se le educó en la responsabilidad social, así que también valoró que Palmar Sprit fuera una marca con propósito: un porcentaje de las ventas de la web van destinadas a la conservación del flamenco del Caribe y su hábitat en el norte de la península de Yucatán. La calidad del producto, hacer un branding atractivo, escoger bien a los inversores, tener una buena distribución y, por supuesto, rodearse de un gran equipo, son «factores clave a la hora de lanzar una nueva bebida», asegura Botín D’Ornano, quien tras realizar el análisis de mercado apostó por crear la filial de la empresa en España. La distribución se hará a través de retail directo y hostelería. “Hemos escogido una distribuidora boutique especializada en nuevas marcas, porque las grandes no miman tanto el producto”.
Hasta ahora, la empresa ha levantado cuatro millones de capital. “Un consejo importante es buscar el smart money (dinero inteligente), porque un buen inversor te abre muchas puertas. Nosotros contamos con Carlos Fernández, ex CEO del Grupo Modelo, que consiguió internacionalizar la marca de cerveza mexicana Corona”. ¿Ha pedido ya un crédito al Banco Santander? “Nooo. Tengo línea directa, ¡pero el negocio lo tiene que valer!”, se ríe.