“El sector del tatuaje está muy poco industrializado y digitalizado”, recalca Joel Orteu, CEO y cofundador junto con Jordi Tena de Tattoox, una startup que pone en contacto a gente que se quiere tatuar con su tatuador ideal. Para eso, a través de un formulario, la compañía busca a profesionales que puedan encajar con el perfil del cliente. El proyecto salió a la luz en julio de 2021, desde entonces esta página web cuenta con más de 400 tatuadores y estudios de tatuaje solamente entre Barcelona y Madrid.
Los profesionales, a través de una suscripción mensual, tienen la opción de crearse un perfil y tener “una mayor exposición, visibilidad y acercamiento a más clientes” destaca el cofundador. Uno de esos tatuadores que forma parte de esta plataforma es Cristina Corporales colabora en el estudio La perra verde situado en la estación de metro Antón Martín en Madrid. Su cuenta en Tattoox está activa desde enero de 2022. “Encontré una publicidad de Instagram, contacté con ellos, fueron muy agradables” comenta la tatuadora. “Te ponen en contacto con muchos usuarios”, agrega Corporales.
Para lograr ese ‘match’ con tu tatuador, basta rellenar un formulario con detalles como la zona del cuerpo a tatuar, el tamaño, o si quieres que sea en blanco y negro o color. “Con toda esa información nosotros te matcheamos con tu tatuador ideal” explica el CEO. Otra forma de encontrar al tatuador perfecto es filtrando por ciudad y estilo para encontrarlo y contactarle desde la propia startup o entrar a su Instagram.
En palabras de Joel Orteu: “desde septiembre de 2021 que empezamos a monetizar, hemos crecido un 100% en la facturación mes a mes”.
Tattoox de momento cuenta con Madrid y Barcelona como principales ciudades en su página web, pero Orteu adelanta que el mes que viene “arrancamos con Valencia y luego iremos a las principales ciudades españolas cada vez más rápido”. Al mismo tiempo, la empresa tiene previsto impulsar su internacionalización para este año, “no sabemos a qué país iremos, Portugal, Italia, México… no lo tenemos claro aún, pero nos queremos abrir al mercado internacional”, desvela el CEO.
Las mejores ideas salen del aburrimiento
“La idea se nos ocurrió durante el confinamiento”, comenta Orteu, junto con su socio y amigo, Jordi Tena. Ambos comparten una gran pasión por el mundo del tatuaje hasta el punto de tener siete tatuajes iguales. Los dos tenían una lista con ideas y diseños que nunca llegaron a la luz, “aquí pensé que hay una fricción clara en el proceso de encontrar al tatuador más adecuado para todas estas ideas”, destaca el CEO.
A raíz de este problema, los dos fundadores de Tattoox perfilaron una estrategia para lanzar su proyecto: “Empezamos a montarlo de una forma muy inocente, compramos una pizarra, la pusimos en el salón y cómo teníamos tanto tiempo libre, nos dedicábamos solo a eso”, revela Orteu.
Al final todo ese tiempo en cuarentena se convirtió en “una fuerza para construir algo que siempre habíamos querido hacer, montar un negocio”, explica Joel Orteu, “pero nunca habíamos tenido el aburrimiento suficiente como para realizarlo”.
“Nosotros siempre habíamos querido emprender”, confiesa Orteu. “No teníamos mucha formación en el mundo empresarial y empezamos a investigar, a formarnos. Hicimos cursos de cómo se podía montar una empresa tecnológica y fuimos avanzando poco a poco”, subraya el cofundador de la startup.
Después del confinamiento, «aparcamos la idea, ya que éramos Jordi y yo solos», cuenta Orteu. Tuvo que pasar un tiempo, mudanza a Madrid mediante, para que se decidieran a impulsar el proyecto gracias a la ayuda de Marc Tudó, Enric Miró y Genís Morral. “Comenzamos a montar Tattoox con nuestro objetivo y nuestra obsesión de ayudar al mundo del tattoo”, concluye el CEO.
La importancia de escoger a un buen tatuador
“Un tattoo es algo que tienes en tu piel de por vida, te lo tiene que hacer un profesional”, explica Joel Orteu. Por eso, uno de los requisitos para formar parte de Tattoox es estar dado de alta en un estudio de tatuaje.
José Prieto es profesor de tatuaje en la escuela de arte ESDIP en Madrid y dueño de un estudio de tatuajes. Con sus ocho años de experiencia como docente comenta que tanto ser autodidacta como realizar cursos de tatuaje son dos vías muy válidas a la hora de ser un tatuador. “A mí me gusta impartir mis clases presenciales, observo a los chicos, les corrijo, les digo que está bien y que no”, explica Prieto.
Según Fidel Prieto, secretario de la Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales, existen entre cinco mil y seis mil tatuadores ilegales en España. Y solo en la Comunidad de Madrid existe un registro oficial de estudios de tatuaje legales, en boca del secretario “esto puede implicar que los clientes no sepan si es un estudio legal o no”.
Por otra parte, no existe una cifra registrada de cuánto dinero mueve la industria del tatuaje en España. Fuentes de la Unión Nacional de Tatuadores (UNTAP) contabilizan unos 3.000 estudios, para que estos puedan ser rentables se calcula que han de facturar en torno a los 60.000 euros al año, lo que da una cifra aproximada de 180 millones de euros anuales.
Como dueño de un estudio, José Prieto considera que estos tatuadores ilegales afectan a los costes de su negocio. “Cobran más barato, todo en negro, no pagan alquiler por un local”, además aporta que “a nosotros Sanidad nos exige mil cosas, ese control no lo tienen ellos”.
Sobre los tatuadores ilegales Joel Orteu señala que “es algo que cada vez pasará menos, que se profesionalizará el sector cuando salgan formaciones como másters y grados superiores”, aunque destaca que ya están empezando. Sin embargo, advierte que el problema de base es que “la industria del tatuaje no ha tenido muchas ayudas a la hora de profesionalizarse porque siempre ha habido mucha estigmatización y muy poca educación respecto a la cultura del tattoo”.
Lo mismo opina Cristina Corporales que agrega que “tendría que haber medidas que agilizaran o sentaran de algún modo unas bases en las que se regulara la profesión”.
Además, la tatuadora percibe que “en España se valora muy poco el arte”. Corporales, que desea que el público entienda mejor esta profesión y el trabajo que implica, remata: «Se trata de crear y tatuar un diseño único para alguien, es una pieza para toda la vida».