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Los expertos ven en el metaverso una oportunidad de ingresos de hasta un billón de dólares

Grandes empresas como Meta, Google, Nvidia y Microsoft están apostando por el mundo virtual, pero los analistas resaltan que "aún queda mucho camino por recorrer".

El metaverso es un mundo virtual al que nos podremos conectar a través de avatares para vivir todo tipo de experiencias: quedar con amigos, jugar a videojuegos, asistir a reuniones de trabajo, ir de compras, disfrutar de un concierto… Será como teletransportarse a un mundo totalmente nuevo a través de gafas de realidad virtual y otros complementos que nos permitirán interactuar con él.

Este nuevo mundo supone una buena oportunidad de inversión, como puede deducirse de la gran apuesta que los gigantes tecnológicos como Meta, Google, Nvidia y Microsoft están realizando. Sin embargo, los expertos resaltan que «aún queda mucho camino por recorrer«, con lo que habrá que esperar a que se desarrolle más para que los retornos se materialicen, según recoge Europa Press.

Lo que actualmente se identifica como metaverso es un entorno inmersivo en 3D compartido por múltiples usuarios, en el que se puede interactuar a través de una interpretación digital de nuestra imagen física, conocida como avatar.

Esta industria ocupó los titulares de la prensa internacional en octubre de 2021, cuando Facebook anunció el cambio de nombre de la matriz a Meta con el objetivo de unificar las actividades del gigante de las redes sociales con el metaverso.

Ingresos de hasta un billón de dólares

Según un informe de Grayscale, el sector podría presentar una oportunidad de ingresos de hasta un billón de dólares (877.443 millones de euros).

De hecho, videojuegos como Fortnite y Roblox ya han creado metaversos para sus jugadores en línea y celebrado conciertos virtuales con artistas como Ariana Grande y Travis Scott, que han reunido a más asistentes que las actuaciones en vivo, según señala Fidelity International en un informe.

«El potencial podría ser impresionante, pero la tecnología necesita mejorar antes de que el metaverso pueda ser adoptado de forma generalizada», destaca Fidelity International.

«Los visores de realidad aumentada necesitan que se mejore la potencia de cálculo, la duración de la batería, los proyectores y el diseño de los marcos para ser comercialmente viables, y este desarrollo llevará tiempo».

Coincide el consejero delegado y cofundador de la plataforma de inversión Heytrade, Ramiro Martínez-Pardo: «Aún hay mucho trabajo por hacer y dudas que resolver. Ahora bien, lo que resulta indudable es que aquellas empresas e inversores que sean capaces de imaginar e implementar nuevos modelos de negocio en esta nueva realidad se beneficiarán de una oportunidad única que hoy estamos simplemente empezando a vislumbrar».

Además, Fidelity International no ve muy claro cómo van a trabajar los «gigantes de internet» para desarrollar un espacio que sea abierto y diverso.

Por eso, considera que los inversores deben tener en cuenta esta tendencia en sus inversiones, pero «tal vez no inmediatamente». «A más largo plazo, podría tener un gran impacto en las empresas en toda la cadena de suministro de la tecnología mundial y, eventualmente, en el resto de la economía 2D», concluye.

¿Tan importante como internet?

La directora de inversión sénior de renta variable asiática de Abrdn, Pruksa Iamthongthong, ha destacado recientemente que el metaverso «podría acabar siendo un avance tan importante como lo fue internet en los años 90«, en tanto que otros lo han calificado como «la evolución natural de internet».

Si bien su desarrollo está aún en una fase muy temprana, Iamthongthong ve oportunidades en el ‘hardware’, soporte de infraestructuras y las plataformas virtuales, en tanto que desde un punto de vista geográfico, ha destacado China y Corea.

Las empresas asiáticas, en general, serán las que desempeñen un papel más importante en ese sentido, desde el montaje y la distribución del hardware hasta el desarrollo de plataformas centralizadas y descentralizadas.

Martínez-Pardo ha puesto de relieve que la industria que se encuentra a la vanguardia de este proceso es la del gaming, «donde tanto hardware como software llevan años avanzando a un modelo inmersivo con modelos de negocio propios creados alrededor de la identidad de los jugadores».

La ciberseguridad es clave

La Fundación Bankinter sostiene en un informe publicado esta semana que en ese proceso la ciberseguridad tendrá un papel «clave», después de los episodios de ataques informáticos de gran envergadura que tuvieron lugar el año pasado.

«Tejer redes de seguridad lo suficientemente contundentes como para articular sistemas que protegen al usuario no es una tarea sencilla, pero sí necesaria«, ha incidido.

Desde Nextep Finance creen que la clave para aprovechar esta nueva revolución tecnológica es apoStar por empresas más pequeñas frente a grandes jugadores del mercado como Meta.

«La compra de Activision por parte de Microsoft es un buen ejemplo, así como las compras realizadas por Facebook. Nos enseñan que la clave para rentabilizar la tercera fase de la revolución digital es encontrar esas empresas más pequeñas por las que los grandes jugadores pagarán millonadas para contar con su tecnología y el know how de las que ellas carecen», ha destacado el socio fundador y director de estrategia de la firma, Víctor Alvargonzález.

Alvargonzález considera además que este tipo de inversión no se debe hacer con fondos tradicionales, sino que es necesario apostar por los ETF, porque «permiten afinar el tiro y centrar la inversión en grupos de valores claramente relacionados con el objetivo perseguido».

2022 no será buen año para las tecnologías

Los valores tecnológicos tuvieron un buen comportamiento en los mercados en 2020 y 2021, pero los analistas apuntan a que los buenos rendimientos no se van a repetir este año.

El gestor de fondos de la gestora Oddo BHB, Patrick Suck, ha destacado que aunque las perspectivas fundamentales y de crecimiento nunca han sido mejores para estas empresas, hay vientos en contra como la finalización de los confinamientos –que penalizan a las empresas que se benefician de ellos–, el aumento de la inflación y los tipos de interés y las elevadas valoraciones.

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