Nick Jones es el fundador y director general de Soho House, un imperio que comenzó en el número 40 de Greek Street (Londres) en 1995 y que rápidamente se convirtió en un fenómeno social. Soho House cuenta ya con 27 casas en trece países –la primera en el extranjero fue abierta en Nueva York en 2003–, y en el horizonte vislumbra más aperturas en Europa, Asia y Norteamérica.
A lo largo de los años, cuando se han abierto nuevas casas alrededor del mundo, desde Shoreditch hasta Mumbai, pasando por Chicago, Estambul y Ámsterdam, la popularidad del grupo ha ido fluyendo sin perder nunca su atractivo.
Las nuevas ofertas de experiencias, desde casas de playa en Miami hasta idilios rurales en los Cotswolds, los spas Cowshed con su propia línea de productos y las indulgentes noches de cine en The Electric Cinema en Notting Hill y White City, han contribuido a redefinir nuestras expectativas de hospitalidad.
Tiene casi 145.000 miembros en todo el mundo, algunos de los cuales son ahora los propios accionistas. Cuando Soho House salió a la Bolsa de Nueva York en julio (bajo el nuevo paraguas del Membership Collective Group, «MCG»), los miembros británicos y estadounidenses fueron invitados a comprar 100 acciones por persona. Jones es a la vez consejero delegado y director del consejo de administración. ¿La valoración actual de MCG? 2.800 millones de dólares (2.484,3 millones de euros).
Historia en la restauración
Jones, a quien diagnosticaron dislexia, estudió en Surrey junto a sus tres hermanos, aunque nunca llegó a prosperar en el internado (Shiplake College). Sin embargo, siempre tuvo claro que la comida era su pasión.
Recuerda perfectamente, durante una entrevista con Financial Times, su primera degustación de steak frites y moules marinières en unas vacaciones en Francia, donde visitaba los supermercados locales como otros hacen con los museos. «Todavía me gusta pasear por un supermercado», dice.
A los 17 años, Jones se incorporó al curso de gestión de Trusthouse Forte, trabajando primero en Londres y luego en París como chef. Sus anécdotas en la cocina recuerdan una época en la que el sector estaba en su punto más álgido. «Mi primer puesto fue en el Hotel St George’s de Langham Place. El chef me tiró un saco de patatas el primer día y me gritó: ‘¡Pélalas, cabrón! A la cuarta patata me había cortado tanto la mano que las patatas y el agua estaban rojos con mi sangre. Ese fue mi apodo después. Me lo tomé como una muestra de afecto».
Tras una temporada en París, en el Plaza Athénée, que sólo fue un poco mejor, volvió a Londres con ganas de emprender su propio camino. Abrió su primer restaurante –Over The Top– en Fulham, una malograda cadena que estrenó en 1988 y cerró en 1992.
Al año siguiente estaba a punto de darse por vencido, cuando su casero, el famoso magnate inmobiliario y barón del porno del Soho, Paul Raymond, le hizo una oferta. El local que Jones tenía alquilado en Greek Street estaba disponible y Raymond se lo ofreció. No podía permitírselo, pero, después de una conversación, llegaron a un acuerdo: el empresario pagaría los gastos de acondicionamiento y lo añadiría a su alquiler.
El primer Soho House
Jones rebautizó el restaurante con el nombre de Cafe Boheme, convirtiéndolo en la popular brasserie francesa que sigue siendo hoy. Pero lo más importante es que el espacio vacío del piso de arriba se convirtió en el primer Soho House del mundo en 1995.
Después llegarían más ubicaciones, pero no fue hasta octubre de 2016 cuando desembarcó en España. Su primera Soho House en el país –y la 18ª de su larga lista hasta ese momento– se encuentra en la plaza del Duque de Medinaceli, frente al Port Vell de Barcelona. El edificio fue adquirido en 2011 y en total supuso una inversión de 60 millones de euros.
Pero Soho House Barcelona no es la única seña de identidad de la compañía. El verano de 2018 abrió sus puertas Little Beach House Barcelona –la segunda apuesta en España y la 22ª a lo largo del mundo–, situada en primera línea de playa en la bahía del Garraf, a treinta minutos en coche al sur del club de la Ciudad Condal.
El grupo, que acaba de abrir nuevas Casas en Austin, Tel Aviv y París, mientras que West Hollywood, Nashville y Brighton están previstas para 2022), aún no ha obtenido beneficios. La salida a bolsa del pasado mes de julio permitió recaudar 470 millones de dólares (417 millones de euros) y reducir parte de la carga de la deuda de la empresa. En su momento, la prensa financiera cuestionó la lógica de lanzarla durante una pandemia. Pero Jones rechaza el escepticismo. «Estábamos cerrados, así que tuvimos tiempo de planificarlo bien, además los mercados siempre miran al futuro. Pensamos en hacerlo el año que viene, pero ¿quién sabe dónde estarán los mercados entonces?», asegura el empresario al periódico británico. Por ahora, la cotización se mantiene estable, reflejando el interés del mercado y la reciente mejora de los beneficios de MCG.
Inversores de confianza
«Tengo una muy buena relación con Ron [Burkle, cuyo grupo de capital privado Yucaipa es el mayor accionista de MCG, con un 44,8%] y Richard [Caring, magnate británico del comercio de ropa y restaurador, con un 20,5%]», dice de sus dos primeros inversores. «Nos apoyan. Estamos muy contentos de haber llegado hasta aquí. Todo el mundo se centra en el primer día, en el tercer día, después de la salida a bolsa, pero nosotros nos centramos en el futuro», explica Jones, que aún conserva una participación aceptable (teniendo en cuenta las numerosas rondas de inversión y diluciones del grupo) del 6%.
Recientemente, Jones ha lanzado una importante actualización de SH.APP, una aplicación comunitaria para que los miembros se conecten entre sí, con fines comerciales, sociales o románticos. El sistema de «visibilidad» de la aplicación avisa a los que te rodean si estás abierto a hablar o no.
También tiene House Foundations, un programa de responsabilidad social que puso en marcha el año pasado y que incluye una serie de programas de aprendizaje, becas y mentores.