El mundo camina hacia el consenso sobre el desarrollo de las energías renovables y su implementación, por lo que la puesta en marcha de un plan estratégico sostenible en gestión de activos se ha convertido en uno de los temas más demandados en las consultorías.
Luigi Amendola y Tibaire Depool, cofundadores de PMM Innovation Group, mantienen el firme propósito de “asesorar excelentemente a sus clientes”, sin perder de vista este contexto actual hacia la sostenibilidad.
Los líderes de este grupo empresarial, con actividad en veinticinco países, atestiguan que “la implementación de gestión de activos en energías renovables con soporte de tecnología es importante” y explican para FORBES qué indicadores deben seguir las compañías del sector para medir su eficiencia, así como la rentabilidad que se puede lograr con un cambio de la matriz energética en las mismas.
¿Cómo deben abordar las empresas la implementación de un plan de estratégico en desarrollo sostenible?
TD: El primer paso es que definan qué es sostenibilidad para ellas y sepan cómo medirlo. En estudios realizados por PMM CIEX (Centro de Innovación y Excelencia Operacional) en Florida-USA, 7 de cada 10 empresas entrevistadas tienen dentro de su estrategia el enfoque hacia la sostenibilidad, pero no saben cómo medirlo ni cómo ello impacta a su negocio. Esto implica que las organizaciones deben de asociar variables que puedan medir y fijar metas claras, más allá de lo filosófico. La clave está en definir para las empresas lo que es sostenibilidad y que ello esté asociado a su core-business. También que tenga una mirada a tres pilares fundamentales: Financiero, Social-Medioambiente y Desarrollo de Capacidades.
De las siete de cada 10 empresas que consideran la sostenibilidad dentro de sus estrategias el 65% solo contemplan el medioambiente y las acciones sociales como un tema de sostenibilidad, pero no los aspectos financieros y el desarrollo de capacidades.
¿Puede desarrollar esos tres pilares que menciona?
TD: En cuanto al financiero, no se puede ser sostenible si tus cuentas no están saneadas, si no tienes capacidad de financiamiento, si la empresa no mide realmente el impacto de sus acciones en sus cuentas. En este sentido, uno de los indicadores financieros que se posicionan y que son altamente reconocidos son el ROIC (Rendimiento del Capital Invertido), SROI (Retorno Social de la Inversión), IRIS (Impact Reporting and Investement Standard).
Asimismo, ser social y medioambientalmente responsable no implica que cada empresa debe crear una ONG o una Fundación, para tener un impacto positivo en su entorno y recibir el retorno de ello. La clave está en conectar la responsabilidad con los objetivos empresariales y viceversa.
Pequeños gestos son los que rompen la inercia. Para partir se debe definir cuál es el impacto medioambiental que tiene la empresa y sobre ello debe trabajarse para minimizarlo. Y, socialmente, pensar cuáles son las variables que se deben reforzar para que la empresa pueda beneficiarse y ser sostenible.
Claro está que todo dependerá del sector y variables que afecten, como aumentar la presencia hacia aspectos externos y el nivel de influencia que podemos tener como empresarios, porque lamentablemente la industria es más ágil que lo que pueden ser los gobiernos. Por ejemplo, la crisis que existe con el Río Paraná, el segundo más grande de Latinoamérica, inmerso en una gran crisis medioambiental debido a la quema indiscriminada del sector ganadero para ganar espacio, con el consecuente deterioro y daño de la selva amazónica. Todo ello unido al problema global del cambio climático está impactando a diferentes sectores, como la pesca artesanal y el comercio, dónde cada vez más los buques de mercancía y combustibles deben de minimizar sus cargas para no encallar en el río.
En cuanto a capacidades, nos referimos a las humanas, de información y tecnología-innovación. Respecto a las primeras, contar con el personal competente y desarrollarlo de acuerdo a las necesidades actuales y futuras, si es necesario (muchas empresas han creado sus propias universidades corporativas debido a que la academia no puede dar respuesta de forma tan ágil a las necesidades de la industria).
En cuanto a las capacidades de información, se relaciona directamente con la óptima toma de decisiones. Tener información confiable (a través de IIot, BigData o el control de la ciberseguridad) permite tomar decisiones ágiles y oportunas acerca del reemplazo de los activos y de la inversión o desinversión en infraestructura. Esto es una asignatura pendiente en muchas empresas y tecnología-innovación con la que se puede ganar competitividad en el mercado. Desde luego, esta transformación debe estar orientada a permitir a las compañías vender más y mejor y diferenciarse en el mercado.
¿Qué están realizando las organizaciones para capacitar a sus empleados en desarrollo sostenible en la gestión de activos?
TD: Las empresas están invirtiendo de forma acelerada en el desarrollo de capacidades digitales. Nosotros, por ejemplo. En este momento tenemos alrededor de más de veinte proyectos relacionados con la energía, tanto aquí en España como en América. Los clientes con los que trabajamos están preocupados por las capacidades digitales de sus empleados porque, obviamente, todo ha cambiado muy rápido. Hay clientes con proyectos de transformación digital para ejecutarlos a tres años vista que los han puesto en marcha en seis meses. Sin embargo, faltan otros aspectos que hay que abordar.
Desde PMM recomendamos que se centren también en la gestión, lo que implica adaptarse a nuevas estructuras, riesgos, desafíos y contexto, así como el desarrollo de competencias digitales y de gestión de crisis. También en lo emocional para mantener una actitud positiva. Las empresas tienen que innovar, lograr la excelencia operacional, ser eficaces y gestionar el riesgo de los activos. Los logros deben estar orientados a crear valor para la compañía, lo que parte de generar ahorros, competitividad y sostenibilidad.
¿Por qué la implementación de gestión de activos en energías renovables con soporte de tecnología es importante?
LA: Más del 70% del suministro mundial de energía, hoy en día, proviene de fuentes no renovables. Existe un consenso a nivel global, a cerca de la necesidad de implementar tecnologías que permitan un proceso acelerado en el desarrollo sostenible, por ejemplo, en los costes de la energía. Desde PMM consideramos que el foco de transformación debe ser el de lograr la sostenibilidad y competitividad, y captar valor a través de la eficiencia, por ejemplo, a través de la disminución de los costes energéticos. Una forma de alcanzar estos beneficios es empleando técnicas de diagnóstico predictivo. Con ellas se puede medir el impacto que va a tener un activo (equipo o instalación industrial) a medio y largo plazo.
TD: Un factor más básico son las estrategias de mantenimiento y reemplazo de equipos. Nosotros, por ejemplo, trabajamos por un lado para el sector renovable, en proyectos de generación de energía a través de biomasa y, por otro, en generación de energía no tan renovable o limpia como el carbón o el gas, ya que no podemos prescindir de ellos tan a corto plazo.
Para lograr la sostenibilidad y competitividad se debe dar respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué pasa si los equipos o plantas no están bien mantenidos o gestionados? Probablemente se necesitará de más recursos como gas o biomasa para llegar al nivel de generación de energía esperado. La tendencia no está en diseñar y construir máquinas más grandes, sino más eficientes y que puedan aprovechar al máximo un recurso tan escaso. Es por eso que las estrategias predictivas y de mantenimiento con, por lo menos, diez años vista, ayudarán a obtener un mejor desempeño energético y un mejor uso de los recursos disponibles.
¿Qué indicadores deben emplear las empresas de energía renovable para medir su eficiencia y eficacia en los activos?
LA: Uno de los indicadores, al que se le está otorgando gran importancia, el desempeño ambiental. Muy importante. Otro es la capacidad instalada de generación de energía renovable per cápita. También, el costo nivelado de la energía.
Además, existen otros indicadores que deben ser considerados, seguidos y analizados, como los relacionados con el desempeño financiero Capex y Opex. Este análisis debe de considerar como referencia los costes y la tasa de retorno de capital. Es relevante centrarse en el periodo de recuperación de la inversión que se hace en el área de renovables, así como otros indicadores como el tiempo medio entre los fallos de los activos.
¿Qué rentabilidad podemos lograr con un cambio de la matriz energética en las empresas?
LA: Estudios realizados por nuestro centro calculan que las empresas que tienen asumido un fuerte compromiso con la sostenibilidad, han logrado resultados superiores al 20% respecto a sus competidores en el mercado. En este sentido, las empresas y organizaciones se enfrentan hoy en día al gran desafío de definir una estrategia de gestión de activos y sostenibilidad a corto, medio y largo plazo conectada con los objetivos y desafíos del negocio. Las empresas que logren esta conexión pueden conseguir un aumento del ROIC en un 20%.