A pesar de que el mercado laboral en España lleva tres años de crecimiento, tenemos la segunda tasa de paro más alta de la UE, según un informe del mismo organismo. Por ello, la búsqueda de oportunidades de empleo debe combinarse con una política activa dirigida a los desempleados y una mejora de la calidad del trabajo, tal como recomienda la OCDE.

Los datos del informe

Parece que el conjunto de países de la OCDE se va acercando a los niveles de empleo y paro de la época pre-crisis, aunque no será en 2017 sino a finales de 2018 cuando se empiece a alcanzar esta meta en el promedio de países. No obstante, ya se consiguió llegar al nivel de empleo pre-crisis en el primer trimestre de 2017.

No ha sucedido así en España, que según el informe está todavía seis puntos por debajo de los niveles anteriores a la crisis. Con respecto al desempleo, a finales de 2018 se situará en torno al 15,5% (medio punto por debajo de las previsiones que este organismo hizo en abril) y la tasa de empleo será del 55,4%. Es decir, se espera que persista por un tiempo el déficit de puestos de trabajo, al igual que ocurre en Grecia, Irlanda e Italia.

Además, llama la atención una elevada tasa de desempleo, la segunda más alta de los países de la OCDE, después de Grecia, con unas cifras especialmente preocupantes de paro juvenil. Junto a ello, un elevado índice de ingresos bajos, el más alto de la OCDE: 16,5% frente al 4,6% de Islandia, que determina un porcentaje de personas en edad laboral que viven con menos del 50% del ingreso medio.

Propuestas para mejorar el mercado laboral

En la presentación del informe en Berlín, el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría señaló tres puntos sobre los que habría que incidir para la recuperación del mercado de trabajo: “cantidad, calidad e inclusión”. Estos objetivos pasan necesariamente por mejorar la capacidad para incluir a jóvenes y mujeres—la probabilidad de tener un empleo para los jóvenes es un 18% inferior a la de los adultos—; la temporalidad y la calidad del empleo; reforzar el mercado laboral es en su capacidad de resistir una crisis y adaptarse a la evolución tecnológica y los cambios de mercado, y paralelamente, potenciar los programas de búsqueda de empleo.

El informe aplaude la efectividad de la reforma laboral de 2012, pero insiste en la necesidad de vigilar las medidas contra el paro y diseñar políticas activas. Para que la reforma sea efectiva, se debe dialogar con todos los actores implicados, con especial atención a los sindicatos.

Precisamente desde sindicatos como UGT se han alzado críticas contra este informe por alabar, por un lado, la reforma laboral de 2012 y pretender que el empleo que se genere sea de calidad y que se promueva la negociación colectiva. Algo que, según declaraciones de esta organización, resulta “incongruente”. La propia OCDE en marzo señalaba, por ejemplo, la necesidad de que se igualaran las indemnizaciones por despido entre los contratos fijos y los temporales. La intención es eliminar la dualidad, lo que algunos leen como un intento de abaratar los despidos y, por tanto, reducir justamente la calidad del empleo.