Atrás han quedado los días de la carrera de 40 años en una empresa que termina con el reloj de oro. El valiente nuevo mundo que todos estamos enfrentando es un mundo donde es casi seguro que va a tener a alguien entrando en su oficina en menos de cinco años diciendo que ha encontrado una gran oportunidad y se marcha. Quizá para ser un artista independiente. O ejecutar una organización sin fines de lucro. O para hacer de su hobbie musical una profesión a tiempo completo.
Esto puede generar la impresión de que quizá la cultura de la empresa es insatisfactoria o bien ha quedado atrás en términos de innovación, creatividad o proyectos realmente estimulantes para la generación más inquieta hasta la fecha. Entonces, ¿cómo puedo saber si la rotación significa toxicidad? Para estar seguro, hay un medio mucho mejor que analizar las tasas de rotación. Pregúntese: “¿Cuántos de mis antiguos empleados serían una referencia positiva para mi empresa?” Darse cuenta de que darían una buena crítica es una cuestión que todos los líderes deben apreciar. Pero, ¿qué pasaría si las empresas hicieran de este factor una parte normalizada de sus propios procesos?
Como CEO satisfecho con su equipo, desea que sus empleados se queden mucho, mucho tiempo. Para empezar, porque la longevidad y la retención es mucho más saludable (y asequible) que tener que contratar nuevos miembros del equipo. Egoístamente, porque es muy probable que se sienta ya cómodo al trabajar con ellos y sean una suerte de “familia”. Y altruistamente, para construir una empresa donde la gente vaya a trabajar para marcar su diferencia y hacer con eso de la industria, y del mundo, un lugar mejor. No se deje paralizar por las tasas de rotación ni se atormente con temores de traición y envejecimiento de plantilla. Preste atención a lo que sus antiguos empleados dirían sobre su empresa.