Mina Guli, una australiana de 46 años, decidió hacer algo para intentar combatir la crisis internacional. En el Día Mundial del Agua 2017 (22 de marzo) comenzó el reto de correr el equivalente a 40 maratones en seis de los grandes ríos del mundo, en seis continentes y en tan solo seis semanas.
“Debemos combatir esta crisis para que no la sufran las generaciones venideras”, afirmó Guli. “Si no se producen cambios en las prácticas empresariales, para 2030 la demanda de agua será un 40% mayor que la oferta. Viajo por el mundo con la intención de aumentar la conciencia e inspirar a otras personas a creer que cada uno de nosotros puede marcar la diferencia para lograrlo”.
Como ocurre a menudo entre los niños, Guli tenía la inquietud de estudiar medicina y acabar convirtiéndose en una doctora en misión internacional en África; pero las notas que obtuvo no le permitieron acceder a la carrera universitaria, y acabó por asumir roles de liderazgo en actividades, asociaciones y sindicatos de estudiantes universitarios. Finalmente, se decantó por la abogacía para su vida profesional. Después de dos décadas, tuvo un accidente que dañó su espalda al punto de que su médico le comunicó que no podría volver a correr. Según Guli, esa fue precisamente el punto de inflexión para poner a prueba sus límites y desafiar los diagnósticos.
Recientemente, la australiana ha fundado una organización sin ánimo de lucro llamada Thirst para alcanzar sus objetivos. El fin principal de su entidad es educar y comprometer a la próxima generación de consumidores mundiales en el uso del tiempo, la energía y los recursos a su alcance para combatir la escasez de agua. Lo que comenzó como una idea descabellada garabateada en una pizarra se convirtió en un movimiento que lograría difundirse por todo el mundo. Con el fin de captar la atención de medios y públicos, nació la campaña #Run4Water.
El mayor reto que enfrenta en su carrera es conseguir que otros comprendan la magnitud de la crisis del agua y se comprometan a adoptar medidas que estén a su alcance. No solo se trata de intentar modificar los hábitos de consumo y reducir las compras de bienes innecesarios cuya fabricación implica un gasto de agua más grande del imaginado; Guli también tiene la intención de alentar a las compañías más grandes del planeta a transformar sus prácticas comerciales y apostar por los productos sostenibles.
Para la australiana, el cambio que espera fomentar en el mundo comienza dentro de sí misma con un espíritu motivador. “Yo no he sabido siempre a dónde me llevaría la vida, y he enfrentado varios obstáculos por el camino para acabar donde ahora estoy. Pero nunca dejé que estos impedimentos definieran quién soy. En lugar de eso, me puse al límite y desafié las probabilidades. El consejo que doy a la gente joven que empieza su carrera es no darse por vencido cuando algo no funciona como tenía esperado. Hay muchos caminos que se pueden seguir”.