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El populismo es la mayor amenaza para el espíritu empresarial

Este es un desarrollo poco halagüeño para cualquiera que crea que la oportunidad debe basarse en sus habilidades y esfuerzo, no en su raza, género, religión u origen nacional. Los últimos debates van mucho más allá de las protestas de los años noventa y 2000 sobre los peligros de la globalización y el libre comercio. Van más allá del enfado justificado por la privación de la libertad económica que estimuló a los movimientos del Partido del Té y de la Ocupación. Hoy en día, los ciudadanos de muchos países están sopesando una elección mucho más profunda: entre apertura y aislamiento total. Y muchos de ellos están optando por el aislamiento, abogando por fronteras cerradas, tarifas proteccionistas y sólidos muros.

Y esta actitud es sin duda un grave error. Gran parte del crecimiento económico mundial de las últimas siete décadas es directamente atribuible a un espíritu de cooperación y apertura internacionales. Si cerramos nuestros países los unos hacia los otros, sólo hacemos nuestros mundos más pequeños y más pobres. En un sentido real, cerraremos la puerta al crecimiento continuo.

No hay que mirar lejos para encontrar los beneficios que el aperturismo nos ha proporcionado hasta hoy. Las crecientes economías del Japón y la Alemania de la posguerra son directamente atribuibles a las inversiones de los Estados Unidos y de otros países. Y aunque las relaciones económicas con estos países han tenido sus altibajos, el equilibrio de nuestro comercio con ellos y otros países ha proporcionado enormes beneficios a los EE.UU y a toda Europa.

Dentro de la Unión Europea, la cooperación internacional y la apertura han llevado a una explosión de empresas transfronterizas. Durante una generación, los estudiantes han crecido sabiendo que pueden ir a la escuela secundaria en Inglaterra, la universidad en Francia, y obtener su primer empleo en Berlín. La apertura en la UE ha sido buena para la cultura, ha fomentado la paz y ha impulsado las economías de todos los participantes. Por ello, a raíz de su voto de Brexit, la economía de Gran Bretaña se contrajo; Goldman Sachs prevé una “recesión moderada” para la U.K. en 2017.

Casi la mitad de los freelancers estadounidenses que utilizan Upwork trabajan en proyectos para clientes fuera de los Estados Unidos, trayendo ingresos desde el exterior. Los mercados abiertos para que la gente se encuentre y trabaje en común crean más oportunidades para todos, con plataformas de talento en línea estimadas en agregar 2,7 billones de dólares al PIB global para 2025, según un estudio del McKinsey Global Institute. Otro estudio reciente encontró que más de la mitad de las empresas estadounidenses con un valor de mil millones de dólares o más fueron iniciadas por personas nacidas fuera del país.

En resumen, la economía estadounidense es inseparable de la economía mundial. Sin la libertad de las personas y las empresas para cruzar las fronteras, no existiría ni la mitad del entramado empresarial del que disponemos hoy. Esta creación de riqueza sólo es posible si se adopta la postura más proclive posible a la apertura, no sólo a las nuevas tecnologías, sino a nuevas ideas, nuevos modelos de negocio y nuevas personas.

Debemos eliminar las barreras a la contratación para fomentar la innovación y el crecimiento económico, no construir muros. Si abrazamos la diversidad y damos a la gente la libertad de trabajar con mentes brillantes y emprendedoras en todo el mundo, los beneficios fluirán hacia todos nosotros. No cerremos la puerta a ese sueño.